»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«

~23. Lo Odio~

Samuel.

La mañana en la que desperté era típica de un lunes. El cansancio de no haber dormido como se debe y las ganas de morir se sentían igual que siempre. Los lunes era algo que aborrecía con el alma... ¿Por qué existen? Tal vez si tuviera un nombre más lindo sería mejor asimilarlo para mi.

Sacudí mi cabeza para sacar de ella pensamientos tan tontos de la mañana y me dispuse a arreglarme para el instituto. Un atuendo común no muy allá de lo normal. Hacía fresco por lo cual jean y sudadera son la mejor opción para un día como hoy.

Por alguna razón, presentía que este día iba a ser horrible, pero trate de evitar pensar en eso. Suficiente con todo lo que llevo viviendo.

Bajé a la cocina para poder desayunar. En ella ya estaban mis padres. Había decidido empezar a mantener más relación con ellos, por lo que en vez de desayunar en mi habitación como siempre, desayunaba con ellos y debo decir, que no es tan malo como parece. A veces pelean y yo me quedo sin hacer nada, en plan incómodo, pero puedo sobrellevarlo, después de todo son mis padres y pasé gran parte de mi vida odiándolos sin razón.

-Buen día- Dije cuando entre a la cocina. Me encaminé a buscar el plato con mi desayuno ya hecho que sabía tenía mi mamá preparado para mí.

-Buenos días- Respondieron al mismo tiempo, cada uno concentrado en sus temas. Me senté en la silla sobrante de aquella pequeña y redonda mesa, y el desayuno continuó con una agradable charla sobre el clima de doy.

Vale, lo intento, pero realmente odio desayunar con mi padres.

(...)

El camino al instituto fue aburrido como siempre. La lista de reproducción de mi móvil ya me la sabia de memoria y las canciones ya comenzaban a aburrirme. Tenía algunas que ya ni las soportaba, pero prefería a eso antes de escuchar el insistente ruido de los autos y gente gritándole a sus perros por escaparse. Sólo la música, por más repetitiva que sea, podía mantenerme en calma en el trayecto hacia el colegio.

Llegué a la puerta del mismo viendo como Guillermo entraba con otro chico. Se le veía feliz y contento, algo sumamente raro a estas horas de la mañana, pero no le di importancia y seguí mi trayecto hacia el salón.

(...)

Luzu.

Sorpresivamente, me encontraba mejor que nunca. Había arreglado con Lanita para venir juntos al instituto y el ya oír su cantarina voz a la mañana me hizo cambiar mi humor completamente.

No tengo idea de lo que ésta mujer hizo conmigo, pero no quiero que lo deje de hacer.

Su presencia me calma, y ayuda a que esté de mejor humor que cualquier otro día. Sus consejos en cuanto a vestimenta y su gran sentido del humor. No sé, es muy diferente a otras chicas... es atenta y muy cuidadora. Muchas veces me ha preguntado si estoy bien, aún cuando mi sonrisa está presente. Es única y por eso la adoro.

Sólo hay una sola cosa mala en esta relación amistosa y es que acaba de cortar con su novio, y lo extraña. Y mucho.

Creo que nunca odie a una persona sin conocerla, como lo hacía con ese chico.

(...)

Narrador omnisciente.

Casi todos ya estaban en el salón. Sólo faltaban un par de personas, y la clase podía dar comienzo.

Todos estaban ubicados en los mismos lugares de siempre aunque había uno que se había colado.

Samuel entró por la puerta, encontrándose al menor con un chico al lado.