~92. Tu Me ayudas, Yo Te Ayudo~

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Amparo tenía que admitirlo: tenía miedo. No quería quedarse sola ningún momento. Quería que Samuel se quede a un lado de ella todo el rato, que no se aleje, que no se separe. Que la cuide y la proteja del hombre que, y ella estaba segura, iba a volver. Últimamente Samuel y Guillermo estaban faltando demasiado a clases, pero con todos los problemas, era lo último que le importaba. Guille había arreglado para verse con su hermana, pero le trató de explicar el tema y gracias a Dios tenía a una hermana totalmente comprensiva y que aceptó verse otro día. Gracias a la insistencia de ella, su tía la había dejado quedarse una semana más de lo planeado, por lo que se quedarían 3 semanas en Madrid, más tiempo para poder pasar juntos.

Ahora mismo, los tres estaban en casa de Samuel. Ya era martes y aunque el día anterior Pedro no había vuelto, sabían que en cualquier momento volverían y no sabrían que hacer. No pueden pagar un hotel así de la nada, y mucho menos recoger todas las cosas en menos de un día. Necesitaban tiempo, un lugar grande, donde no existan expensas y cosas de esas. Y tal vez Guillermo, tenía la solución.

-¿Quieres algo para beber?- Amparo se encontraba recostada en la cama, leyendo un libro para distraerse. Samuel y Guillermo estaban en la habitación de enfrente a esta, que era la de Samuel, para poder vigilarla mejor. Ambas habitaciones estaban con la puerta abierta. No invadían su privacidad, pero tampoco la dejaban sola completamente, y ellos tenían su espacio. A pesar de todos los problemas, Guillermo seguía ahí para Samuel y eso era algo que el mayor agradecía completamente, igual que la mujer. En este día que había pasado, aún cuando Guillermo ya le caía realmente bien a Amparo, ella se había dado cuenta de lo valioso que era Guillermo. No todos se quedan a enfrentar problemas que no son de ellos y él, sin embargo, se quedó para luchar de la mano de Samuel, aún cuando ya tiene problemas en su vida. Amparo quería devolverle el favor de alguna manera, y estaba pensando en encontrarle algún trabajo, estaba segura que en la oficina podría hacer que lo contraten. Un trabajo de medio tiempo, pero que sea suficiente para ganar bien y poder tener su casa como quiera.

-Si, por favor... ¿Un té podrías preparar?- Amparo separó la vista de su libro, para poder mirar a Samuel al hablarle. Tras él, estaba Guillermo parado en la puerta de la habitación. Varios días viviendo en esa casa y todavía tenía vergüenza de hacer algunas cosas. Amparo sonrió por aquello.

-Vale. ¿Tú quieres, amor?- Samuel se paró en frente de Guillermo, mirándolo con ternura en espera de su respuesta. El menor asintió sonriendo y recibió un suave beso en la mejilla por lo hermosamente tierno que le pareció aquel gesto a Samuel. Aquello ocasionó sonrisas tontas en ambos.

-Entra Guillermo, no seas tímido- El menor no se esperaba aquello, pero hizo caso a lo que la mujer le decía. Se sentó a un lado de la cama, en la silla que habían dejado ahí para cuando ella necesitaba alguna compañía. Había silencio, pero no incómodo. Por lo menos para Amparo no lo era.

Guillermo era una persona muy vergonzosa y tímida, a la mínima se podría sonrojar o el nerviosismo se subir rápidamente, recorriendo todo su cuerpo. Desde chico siempre fue así: no le gustaba las fotos, ni los típicos actos en el kinder. Tenía pocos amigos, pero los suficientes para que su infancia sea mínimamente buena. Y aunque al crecer se supone que esos sentimientos se van dispersando, en Guillermo habían aumentado un poquito más.

-¿Sabes? Quería agradecerte por estar aquí...- Comenzó Amparo a hablar, mientras jugaba con la tela de la sábana que tenía encima. Amaba estar acostada con una manta que no era ni muy gruesa, pero que si la protegía del poco frío que hacía.

-No tienes que agradecerme...- Guillermo sonrió de forma tímida.

-Claro que sí. Yo no fui una gran madre para la infancia de Samuel, y Pedro mucho menos... pero desde que llegaste tú está más... ¿Feliz? ¿Alegre? No sé cómo explicarlo pero de verdad, has cambiado por lo menos un poco su vida... y por consecuente la mía igual- Ahora ella le sonrió a él, estirando la mano para que Guillermo la tome. La sujetó con fuerza, tratando de pasarle la poca valentía que él tenía. Si bien Guille nunca había experimentado una situación de violencia, suponía que no debería de sentirse muy bien. Vamos, que era seguro que deber sentirte como una mierda, fijo. Y aunque él no era una persona con mucha confianza en sí mismo, o valentía, trataba de transmitir aquello al resto de las personas.

-Puedo conseguirte un empleo en la oficina donde yo trabajo. No será lo mejor, pero créeme que te pagarán suficiente para que puedas volver a tu casa...-

-De verdad que no es necesario, yo puedo conseguir un empleo en algún café o...- Fue interrumpido.

-Déjame ayudarte como tú lo estás haciendo...- Amparo usó un tono de súplica, sólo para que el menor pueda aceptar su propuesta. En el fondo, le suplicaba realmente. Ella era una de esas personas que necesitaban agradecer las cosas buenas que le había traído la vida. Y Guillermo, no era directamente para ella una cosa buena, pero para Samuel sí, y eso era más que suficiente.

El menor se lo pensó unos segundos. Quería aceptar la propuesta pero le estaba agradeciendo por algo muy mínimo. Ahora él iba a sentir la necesidad de recompensarle aquello, de cualquier forma posible. Tal vez podría ayudarlos a pagar el hotel al que se iban a mudar. Anteriormente habían hablado de eso ella y Samuel, pero ninguno estaba muy seguro de querer hacerlo. Un hotel no era muy barato que digamos, y aunque ella cobraba bien, no alcanzaría un sólo sueldo para el hotel. Tal vez podría...

-Aceptaré la propuesta, sólo si usted acepta mudarse a mi casa...- Y esta vez, Guillermo estaba muy seguro de su decisión.

~•~•~

Que tal? Espero que bien.

Traigo noticiaaaass

Apartir de pasado mañana, los capítulos van a ser más largos. Dado que estamos en la estancia final de la historia, y siempre hago lo mismo con las historias, van a empezar a alargarse más. Mucho más. De mil palabras como siempre, capaz sean tres mil o si estoy muy inspirada pueden ser cuatro mil.

¿Por qué esto? Primero porque me gusta hacerlo :v Segundo porque siento que se los debo, hay capítulos que tienen 800 palabras y madre mía, me parece malísimo eso cuando hay un promedio de mil palabras. Y tercero, estamos en el final y necesito hacerlo. 100 capítulos es un montón, y a mi no me gustaría que fueran mucho más de 100 capítulos.

Supongo que eso para ustedes es mejor, así que también supongo que no les va a molestar. Lo que sí les moleste es que tal vez tarde más en traerlos. Capaz que un día no puedo publicarlo y lo publico al día siguiente. O capaz que en vez de publicarlo a la hora usual, lo publico varias horas después.

Pero al fin y al cabo es lo mejor para la Historia, va a hacer que el final sea mejor y mucho más entretenido para ustedes.

En fin. Que muchísimas gracias por todo, de verdad. Ojalá les haya gustado y...

Nos leemos otro día<3

Luna❤


»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora