[O2] Masoquista, ¿yo?

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Capítulo 02. Masoquista, ¿yo?

El viaje en coche fue como una exalación larga. Esos veinte minutos nos los pasamos hablando sobre nuestro futuro, pero él no mencionó a Angie y yo tampoco mencioné a Simon.

Dallas quería ir a la universidad. Primero, yo me reí, pero mis carcajadas cesaron al ver su mirada seria y decidida. Lo decía en serio. Él quiere estudiar psicología criminóloga, quiere trabajar como psicólogo de asesinos. Su forma de decirlo hizo que un escalofrío me recorriera la espina dorsal.

-¿Y si alguno decide matarte por introducirte en su mente? -pregunté cerrado la puerta del coche cuando llegamos a una calle cercana a Coney Island.

-Créeme, yo soy más rápido -contestó copiándome, y empezamos a caminar revisando todas las casas.

-Mi padre dijo que sabría cuál es -mascullé refiriéndome a la casa de mi madre, donde seguramente llevaba estos últimos años viviendo.

Pensar eso sólo me hizo detestarla un poco más. Había pasado por este barrio miles de veces tras su "muerte"... seguro que ella me reconoció y no se atrevió a hablarme.

-¿No estás nerviosa? -preguntó Dallas curioso, y yo negué con la cabeza-. Estás demasiado relajada... ¿Me estás mintiendo?

-¿Qué? ¡No! -contesté a la defensiva, claramente sorprendida por la dirección que tomaban sus pensamientos-. Si te mintiera lo haría de una manera en la que ni siquiera te lo plantearías.

-No creo que seas tan buena.

Antes de que continuara, mi mano se apoyó en su pecho a medida que yo frenaba el paso.

Una casa marrón rodeada por un jardín verde se alzaba ante nosotros. No era muy grande, pero tampoco era pequeña. Pasaba inadvertida, era la típica casa de Brooklyn. Macetas con flores de todos los colores colgaban de las ventanas, algo que hacía ver la casa muy recargada.

-Es esta. Estoy segura -dije sorprendida por mi rápida identificación.

-Te espero aquí -contestó Dallas-. Y no hagas algo de lo que te arrepientas.

No contesté, simplemente puse distancia entre nosotros.

Golpeé la puerta marrón con efusividad, y ésta se entreabrió.

-Mamá -susurré, siendo consciente de que Dallas me observaba a escasos metros.

-No vengas aquí por miedo, Anna -ella me miró por el hueco de la puerta.

Su respuesta no hizo más que acercarme un paso para intentar pasar, pero ella me lo impidió.

-He venido aquí porque las dos nos necesitamos -contesté intentando mantener la calma.

-Te dejé para que supieras arreglártelas sola... Lo que has sufrido estos cuatro años no es nada... no es nada comparado con lo que hay fuera.

Sus palabras no hicieron más que confundirme, sobretodo por el tono de advertencia que usaba.

-Estás contradiciéndote -mi voz luchaba por mantenerse baja para no llamar la atención de los paseantes-. Querías verme... ¡Me has perseguido todo este tiempo!

-Lo hacía para comprobar que sabías cómo superarme. Y lo has hecho. Estoy orgullosa de ti.

-¿Orgullosa? -pregunté rabiosa-. Me das asco diciéndome eso.

-Es lo que pretendo -intenté examinar lo qué sentía por su forma de hablar, pero su voz era firme y dura. No podía creer que me estuviera rechazando-. ¿Cómo te sientes? ¿Tienes miedo? -su repentina pregunta me hizo poner los ojos en rendijas.

Playboy, Devuélveme La Ropa © [#1, #2 y #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora