[23] ¿Quieres un guantazo, gilipollas?

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Especial HALLOWEEN + META ALCANZADA + NUEVA META -al final del cap.-

(El 1/01/15 me propuse conseguir 100.000 votos y 5.000 seguidores antes del 31/12/15 ⇒ lo conseguí el 24/09/15)

Miles de gracias.

Ahora, disfrutad del capítulo :)

Capítulo 23. ¿Quieres un guantazo, gilipollas?

Un silencio estremecedor se instauró en la habitación. Dallas y Connor, que hacía menos de un minuto miraban al doctor con humor, ahora me estaban clavando sus ojos marrones como si fueran cuchillos.

-¿Pero tú quieres que te dé un guantazo, tremendo gilipollas? -exclamé abriendo bien los ojos con indignación-. ¿Acaso no te enseñaron lo que es el secreto profesional?

El médico me observó y apretó los labios.

-No pasa nada -dijo al cabo de unos segundos, como si estuviera aceptando una disculpa que evidentemente no pronuncié-. Son síntomas del tumor y por eso te paso que me insultes.

Lo miré estupefacta. Angie agarró mi mano y la apretó suavemente, señal de que dejara el tema o me iba a ir mal.

La solté y resoplando, esquivé al "médico" y me fui de allí alporizada.

Connor

Inmediatamente después de que ella se fuese, miré a mi hermano y noté que estaba medio ausente. Sin decirle a nadie nada, miré al médico de soslayo y me fui detrás de Anna para hablar con ella.

Sin embargo, dí decenas de vueltas por los pasillos y no logré encontrarla.

Rendido y con unas ganas de comer tremendas, comencé a caminar hacia la cafetería. Al entrar en aquel triste lugar vi al lado de la puerta la papelera donde Anna había tirado el plato de plástico en el que se había zampado un buen trozo de tarta.

Pensar de nuevo en ella hizo que el hambre se me pasara.

Por supuesto, el hambre de comida.

Dallas

Angie se incorporó lentamente y tuvo que apretar los dientes para no emitir un gemido por el dolor.

-He estado mirando la placa que te hicimos. No tienes nada roto, pero aún así, mi odiosa compañera quiere que te quedes un par de días más. Las mujeres creen que pueden mandar más que los hombres...

Iba a hablar para defender a la otra médica, pero Angie me interrumpió.

-¿Tú eres idiota o te estás entrenando para serlo?

El médico la miró con sorpresa y al mismo tiempo enfado.

-Para empezar, mi amiga tiene derecho a no decirle a nadie que tiene un tumor. Y para terminar, si me duele tanto la pierna es porque tengo algo, así que no pienso salir de aquí hasta que sepa que se me va a pasar. Y si una médica decente dice que tengo que quedarme, no la critiques por tener vagina. Ella probablemente sea el triple de mejor que tú.

Cuando se calló, noté que sus ojos brillaban por el enfado y el médico debió de notar lo mismo porque se marchó mucho más rápido de lo que había venido.

Angie (15 minutos después)

Estaba harta del silencio que inundaba la habitación. Dallas, que no había abierto la boca ni siquiera para resoplar, se había sentado hace poco en el sillón que estaba a un metro de mi cama.

Playboy, Devuélveme La Ropa © [#1, #2 y #3]Where stories live. Discover now