[1O] ¡No me halagues!

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Capítulo 1O. ¡No me halagues!

Una breve vibración en mi espalda hizo que abriese los ojos.

Aaron respiraba profundamente con medio cuerpo encima de mis piernas, y al instante noté que éstas estaban dormidas por la presión.

Saqué el móvil de debajo de mi dorso y vi que tenía un mensaje de Angie.

'Acaba de llegar la tropa al hotel. Y Simon con ella.'

Rodé los ojos. Si es que yo ya lo sabía.

Mis padres no aguantarían un día más y Simon, creyendo que venían a celebrar mi ingreso en el FBI, se unió.

Eran las dos de la mañana.

Tras ver una película de terror, en el que cientos de zombis comían el cerebro a la gente (justo lo que creí que me pasaría a mí), y bromear sobre mi falso tumor, ambos nos habíamos quedado dormidos.

Pero no recordaba haber dejado que Aaron se me echase encima.

Quise moverme, pero me daba pena despertar al princesito.

Un princesito que parecía no tener dinero para comprar ropa.

-¿Puedes parar de mirarme? Me estás poniendo nervioso -masculló sin abrir los ojos.

Movió un poco la cabeza y sentí que su boca rozaba la piel, desnuda porque llevaba una falda, de mis piernas.

Un calambrazo recorrió mi muslo hasta llegar arriba, muy arriba. Y suspiré.

-Qué suerte tiene tu novio... -farfulló.

Su fresco aliento había llegado hasta mis huesos, y tuve que inspirar profundamente para no darle una patada que lo mandase a la otra punta de la sala.

-¿Por qué lo dices? -pregunté intentando no sonar agitada.

-Porque puede oler tu piel a todas horas -contestó, y noté que su pecho se movía con su pequeña carcajada.

-Eres todo un donjuán, princeso -susurré con sorna.

-Sé que te encanta que te digan eso.

-No te creas -respondí, y moví la cabeza para mirar la televisión.

Una señora, cubierta con trapos de colores, decía tener el don de predecir el futuro.

-¿Dices eso porque, para ti, que te halaguen es algo raro?

Dirigí la mirada hacia él. Me estaba mirando, girando incómodamente su cuello para poder hacerlo.

-Puede ser -admití, y volví a observar la fulgurante pantalla.

-¿Sabes? Yo también puedo predecir el futuro -dijo más tarde, y, no sabía si por fin o por desgracia, se incorporó.

Encogí las piernas y al momento él estaba sentado a mi lado.

-¿Ah, sí? -pregunté enarcando una ceja.

Él asintió, y al momento, estampé la palma de mi mano en su mejilla, dándole un tortazo que hasta a mí me dolió.

-¿No la has visto venir?

Y me levanté, sabiendo que él se había quedado a cuadros.

-No me gusta que me hagan cumplidos. Y menos cuando son mentira.

-No te he mentido.

-Aún no lo has hecho. Pero lo harás, como todos. Y prefiero que no sea halagándome.

Playboy, Devuélveme La Ropa © [#1, #2 y #3]Where stories live. Discover now