[27] Hoy estudiamos...

19.3K 1.3K 326
                                    

¡Parte 100! Celebrémosla con sexo
lol

Capítulo 27. Hoy estudiamos...

Arianna

-Simon -repetí-, ¿qué quieres?

Él dio un paso al frente y de repente sentí su aliento estrellándose en mi rostro. Su boca estaba a escasos centímetros de la mía cuando respondió:

-A ti.

Y su lengua tardó millonésimas de segundo en tocar la mía.

No podía creerlo.

¿Cómo había dejado que me besase después de medio año separados, enfadada con él?

Entonces posé una mano sobre su pecho y lo aparté.

-¿Qué coño estás haciendo? -pregunté bruscamente, pero él ni se inmutó.

-Tú me quieres, yo te quiero, ¿por qué no podemos estar juntos?

Cerré los ojos y dejé que los recuerdos me invadiesen.

Había dejado a Connor porque lo quería a él. ¿Ahora iba a dejarlo a él porque Connor ya no estaba? ¿Acaso era una forma de respetar a White? Me di un zape mental.

-Simon... -susurré- Sé que me quieres, pero --

-Te abandoné cuando más lo necesitabas -terminó él-. ¿Me crees si te digo que lo siento, que lo siento mucho?

Su voz se había roto y había dejado paso a un Jones destruido. Se lo notaba en los ojos.

No me había olvidado de él tan bien como creía.

-Connor ha muerto -susurré-. Ha muerto el día de nuestra boda.

-¿Quieres olvidar eso? -preguntó.

-Pues claro que quiero olvidarlo -respondí.

-¿Y piensas que alejándote de mí vas a olvidar a White? No éramos nada, yo no tengo porqué recordarte a Connor -dijo alegando su inocencia.

-Simon, todo me recuerda a Connor -contesté.

Y no lo vi, ni lo escuché, ni lo palpé, nada. Solo supe que se había venido abajo. Que se había derrumbado.

Entonces tomé una decisión apresurada, que quizás desechase al día siguiente, que quizás repudiase. No lo sabía, pero la había tomado.

Agarré a Simon de la corbata e hice que entrara en la salita de la suite del hotel. Caminé hacia atrás mientras acababa de desabotonarme la camisa, y me la quité con fuerza. El ordenador en el que había estado trabajando Aaron se cerró cuando mis pantalones cayeron sobre él.

Me paré delante de la puerta de mi habitación, casi completamente desnuda, con Simon aún medio desconcertado.

-¿Me quieres a mí o no? -pregunté.

-Quiero tu perdón -respondió.

-¿Podemos hablar de eso cuando se me pase el calentón?

Su rostro cambió muy rápido. Una sonrisa traviesa apareció dibujada en su boca justo antes de que ésta se pegase a la mía.

Le quité la corbata con fiereza y luego, los dos juntos, desabrochamos su camisa. Él había empezado por arriba y yo por abajo, y cuando llegamos al mismo punto se deshizo de ella y me dejó acariciar sus tatuados abdominales, mientras él hacía lo mismo con mi clavícula.

Lo agarré por el pantalón con una mano e hice que se acercara a mí para probar, de nuevo, su fresca boca. Unos dientes blancos y felices, como en los anuncios de dentríficos, se asomaron cuando le mordí el labio.

E hice que cayera sobre la cama, sentado, con las manos apoyadas en las sábanas blancas que invitaban a ser usadas como una gran cuna para una noche movidita.

Me senté a horcajadas sobre él y nuestra piel estalló de felicidad cuando nos pegamos aún más. Sentía cómo su sangre corría deprisa bajo mi boca cuando la posé sobre su cuello.

Un lenguaje no verbal fue el que utilizamos a partir de entonces. Un lenguaje que hacía meses que no compartíamos, un lenguaje que llevábamos deseando durante mucho tiempo.

Porque el sexo para nosotros era una forma de comunicarnos, de expresarnos, de sentirnos perfectamente.

Simon pasó una mano por mi espalda y me desabrochó el sujetador.

-Eres preciosa.

Esas palabras retumbaron en mi cabeza y Connor apareció en mis recuerdos. Sus últimas palabras.

Pero mi subconsciente pronto le dio una patada. No podía estar toda la vida pensando en él. Muchas personas iban a decirme cosas que él ya me había dicho y redicho antes. Y tenía que superarlo. No podía estancarme cuando apenas ni tenía veinte años.

Su pantalón, su bóxer, mis bragas... Todo voló hasta que nos quedamos completamente desnudos y, borrachos de deseo, compartimos nuestros cuerpos.

-¿Has estudiado el kama sutra? -susurré divertida en su oído.

-No, prefiero estudiarte a ti.

_________________________________

Hola querid@s...

¿Qué os está pasando? ¿Qué os ocurre con esta novela? ¿Pensábais que iba a pasarlo por alto sin comentaros nada? Si es así, estabais equivocad@s.

Hasta hace un par de capítulos había siempre como mínimo ciento y pico de comentarios. Ahora no pasan ni la treintena. ¿Qué ocurrió? ¿Fue algo que dije? ¿Es que esta novela ya no os interesa? Si hacéis el favor de contestarme, estaría muy agradecida.

PDLR se está terminando. Tenía en mente seguir escribiendo, pero cada vez me doy más cuenta de que no serviría para nada. Quizás lo que me estáis haciendo sea una manera de decirme que acabe de una vez con esto. Prefiriría que me lo dijeseis directamente en vez de obviarme. Muchas gracias.

Hoy no hay interrogatorio.

Diosa Azul xx

Playboy, Devuélveme La Ropa © [#1, #2 y #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora