[3O] Ganas de otras cosas.

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Capítulo 3O. Ganas de otras cosas.

Arianna

-Lo siento... ¿Podrás perdonarme algún día?

Dejé de mirar a un sedado Simon, con moratones en el rostro y en el cuello, y observé a Connor con detenimiento.

Ya se le había pasado la borrachera. Solo se había bebido media botella de vodka, pero él siempre se emborrachó muy rápido. Seguramente tenía una resaca de mil demonios, la cual aún tenía para rato, pero a mí me daba exactamente igual.

-¿No te llega con que no te denuncie? -respondí con dureza, y recordé que en todo caso él tendría que demandarme a mí.

Me fijé en su mandíbula, morada por la patada que le dí, y su cuello, rojo por lo mucho que se lo apreté tras haberlo tirado y haberme abalanzado sobre él. Lo miré a los ojos, y me fijé en el parche que tenía sobre la ceja izquierda.

-Nunca me habías dado tal paliza -masculló. Se había dado cuenta de que no paraba de analizarle.

Descrucé los brazos y metí las manos en los bolsillos traseros de mis pantalones.

Llevábamos una media hora de pie, en frente de la cama en la que descansaba Simon, y mis piernas me pedían que me fuese de allí lo antes posible.

Me giré, abrí la puerta y me fui.

No me preocupé por dejar a Simon expuesto a ser de nuevo atacado. Sabía que Connor no sería capaz de hacerlo otra vez.

Tras cinco minutos dando vueltas por los pasillos, decidí que saldría afuera a respirar con tranquilidad, pero esa calma pronto se disipó.

Sentada en un banco, con los ojos cerrados, noté que alguien se acomodaba a mi lado. No abrí los ojos pero supe perfectamente quién era. Sentí que era él desde que salió del hospital. Su perfume era de los buenos.

-¿No puedes dejarme diez minutos sola? Son las ocho de la mañana, ¿piensas que me voy a suicidar con lo cansada que estoy o algo por el estilo?

Él no contestó. Se apoyó en el respaldo, pero al momento se inclinó, haciendo que yo abriese los ojos para ver qué era lo que ocurría.

Con los antebrazos apoyados en el banco, miré de reojo a Connor y apreté los labios.

-¿Has tenido otra alucinación? -preguntó, pero no se irguió para encararme-. Me refiero... Después de haberla tenido conmigo.

No contesté. ¿Qué le importaba a él?

-Me importa, y mucho -respondió, y giró levemente la cabeza para mirarme de reojo durante unos míseros instantes.

-Sí, y también fue en el coche -me sinceré, en voz baja pero audible-. Aún así creo que ... -empecé a decir, y al momento me callé.

Hacía tiempo que pensaba en eso. Pero ahora, que lo quería decir, lo encontraba estúpido.

-Cuéntamelo -pidió Connor, y ahora sí, se enderezó y me miró directamente a los ojos.

-No tiene importancia. Siempre se me ocurre alguna que otra tontería -respondí, y él me miró desaprobatoriamente. Sin embargo, no volvió a repetirme que se lo contara.

Y se lo agradecía.

Angie

-No hacía falta que me llevases al hospital -dije cuando Dallas me quitó la venda de la cabeza y la tiró en el cubo de la basura.

Él me miró a los ojos durante unos instantes, y los bajó para cortar un buen trozo de venda limpia. Volvió a mirarme cuando alzó el pedazo y lo colocó sobre mi herida, y yo me mordí los labios porque escocía.

Playboy, Devuélveme La Ropa © [#1, #2 y #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora