Playboy, Devuélveme La Ropa © [#1, #2 y #3]

[O5] "Ellos siempre tienen razón".

Capítulo 05. "Ellos siempre tienen razón".

Arianna

Las lenguas naranjas acariciaban la madera, dejando un rastro de ceniza a su paso. El calor que desprendía el fuego se mezclaba con el calor de la taza de chocolate, haciendo que mi sangre no se sintiera tan fría mientras corría por mis venas.

-Siento haberte gritado así -dijo Jordan sentándose a mi lado, mirando las llamas. En ese instante me di cuenta de que el cansancio había hecho mella en la parte inferior de sus ojos-. No quería que la gente sospechara de mí. Podrían habernos escuchado... Lo siento, de verdad.

Después de una sorprendida presentación, él me había traído a su casa en medio de la nada.

-¿Hacía falta secuestrarme para perdirme perdón? -respondí torciendo la mirada, de nuevo, hacia el fuego.

-No era sólo para eso. Te traje aquí para empezar a ayudarte.

Una sonrisa se atisbó en las comisuras de mis labios.

-No creo que lo hagas por amor al arte. Dime, ¿qué quieres a cambio? ¿Dinero, una cita con alguien a quien conozca,...? -él me cortó.

-No quiero nada a cambio -dijo lentamente.

-No te creo -me levanté, dejando la taza sobre el estante que decoraba la cheminea.

-Pues créeme.

Su tenaz respuesta hizo que pusiera los brazos en jarras. Lo miré, clavando cada parte de mis ojos en él, intentando acuchillarlo con la mirada para sonsacarlo.

-Te lo contaré todo más tarde -contestó bajando la mirada hacia el suelo.

-No te creo -repetí, ahora cruzándome de brazos.

-Dios, pensé que ayudar a alguien era algo fácil...

-Soy Arianna Edwards. ¿Qué esperabas? -contesté enarcando una ceja y mirándolo con la boca entreabierta, mordiéndome el interior de la mejilla con desdén.

-Dame una semana. Y te lo contaré todo. Quiero comprobar que puedo confiar en ti.

-¿Perdón? -dije inclinando la cabeza-. Quien tiene que confiar en alguien, aquí, soy yo.

-No lo entiendes.

¡Oh, venga ya! No empecemos con lo de "No lo entiendes".

Y mi mente me trasladó a hace un año, cuando Dallas me había escogido como La Elegida.

Resoplé.

-Tres días.

-Cinco.

-Cuatro. Y no más -cedí bailoteando mi índice derecho.

* * *

-No hay cobertura. No lo intentes -escuché que decían a mis espaldas, y yo apreté el móvil con fuerza a la vez que lo metía en el bolsillo.

Sin voltearme, y con los brazos cruzados, dije:

-¿Puedes llevarme a Manhattan, por favor? Mi padre debe de estar preocupado.

Mi vista se clavó en un árbol centenario, resistente como un diamante y bonito como un atardecer. Odio estar aislada. Pero al mismo tiempo adoro estarlo.

Lo odio porque si llegara a pasarme algo, nadie me encontraría. Lo adoro porque mi mente fluye de maravilla y me doy cuenta de cosas que con la mente ajetreada nunca podría ver.

-Ya hablé con él -antes de que pudiera gritarle, él agregó:- por un teléfono satélite.

Supe lo que era aún sin haberlo escuchado jamás. Quizás esté en mis genes.

-Jordan... ¿Puedo quedarme aquí unos días? -las palabras salieron de mi boca como un torrente, pero no me arrepentía. Jordan no contestó, simplemente se situó a mi lado y apoyó sus manos en el balcón, encorvando la espalda para mirar hacia abajo.

-Todo cuanto quieras -dijo minutos después de un profundo silencio.

-¿Hasta que me muera de pena? -pregunté con un tono de voz que dejaba notar mi depresión.

-Le encontrarás. No lo dudes.

-¿Le encontraré? No puedo hacerlo yo sola. Quien lo va a encontrar, o eso espero, serás tú.

-No, Anna. Yo te aportaré los medios y tú harás el trabajo. No quiero que salgas del pantano sin aprender nada -espetó con toda la normalidad del mundo.

Su respuesta me hizo suspirar con orgullo. Él confiaba en mis habilidades.

-¿Crees en mí sin conocerme?

-Te conozco, que tú no recuerdes cuándo me conociste ya es otro tema.

Él se volteó y vi que me guiñaba un ojo al tiempo que se iba de la asombrosa terraza, realzada por la luz del atardecer.

Sus palabras se quedaron grabadas en mi mente como unas quemaduras de tercer grado, haciendo que no dejara de darle vueltas a la cabeza para encontrar el significado que éstas escondían.

Entonces mi mente reaccionó como si de un ordenador se tratase, y empecé a recordar y a procesar la información que me ofrecía.

Flashback

-Jordan, no tienes por qué hacerlo... -oí que susurraba mi padre a alguien, que por culpa de la puerta, no podía ver-. Y John, tú aún menos, porque tienes un hijo al que cuidar.

-Con más razón, Steven -dijo, el que supuse, era John-. Anna tendrá alguien de su edad con quien hablar.

-Anna es una chica fuerte pero tú la sobreproteges demasiado y ella cree que sin ti no podría vivir -empezó a decir Jordan-. Si dejas que se valga por sí sola sin ti, en otro ambiente, aprenderá cómo salir adelante sin que nadie la persiga a todos lados para cuidarla. Es mejor que hagas esto de pequeña, porque de mayor, su dependencia de ti nunca se borrará.

-Estoy con mi hermano. Necesitas unos días para pensar, y creo que la niña también. Le vendrá bien estar con alguien que no sea su padre -corroboró John.

-Quizás tengáis razón -aceptó mi padre, resignado-. Los Jones siempre tenéis razón.

Fin flashback

Me agarré con fuerza a la madera del balcón, sintiendo las astillas clavárseme en las palmas.

Ya entiendo lo que Jordan quiso decirme. No tuve que esperar cuatro días para que él me dijese por qué me ayudaba. Yo sola lo descubrí.

Jordan es el tío de Simon.

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1. ¿Ya empiezas a creer que Anna es "buena"? ¿O sigues queriendo matarla y pensando que es tonta?

2. ¿Crees que Anna logrará encontrar a Simon? Si es así, ¿cuánto crees que tardará?

3. ¿Piensas que Jordan va a ser esencial en esta segunda temporada? ¿Te gusta su actitud?

4. ¿Hay alguien por aquí que piense que soy tonta y que nunca me voy a enterar de que me están haciendo plagio? Todo se sabe. Hoy, mañana o dentro de un año. Todo se sabe. Y las que plagian esta novela que dejen de creerse guays y listas por no ser pilladas al instante.

Besotes, (ya estoy cabreada)

Diosa Azul