[13] Ha llegado la hora.

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Pondré la hora para aclarar cuándo suceden los hechos.

Capítulo 13. Ha llegado la hora.

Arianna 07:40 - día 27

-No sé cómo pudiste hacer eso -dije riendo, y ella rodó los ojos.

-Olvidas que fui a clases de teatro -respondió mirando más allá del cristal.

-Y también que yo te enseño -repliqué y abrí la puerta-. Cuando tenga noticias te llamo. De todos modos mañana ya hay clase y podemos hablar en nuestro escondite -añadí, y ella me clavó sus ojos.

-Suerte con tu mala leche -oí que decía, y mi sonrisa no se desvaneció hasta pasar por la esquina de aquella calle.

* * *

16:00 - día 27

-¿Por qué no paras de beber? -preguntó Dallas cerrando la puerta de su habitación.

-Porque si lo hago, voy a empezar a sentir. Y no me va a gustar lo que siento -respondí bajando la mirada.

-¿Qué sientes?

-Culpa.

-¿Por qué no dejas de martirizarte? Hiciste lo que en ese momento querías, así que no tienes porqué sentirte mal.

-Ojalá pudiera pensar como tú.

-Puedes hacerlo. Solo si lo intentas.

-¿Y me vas ayudar a lograrlo? -dije colocando la botella en la mesilla y acercándome a Dallas.

Por primera vez en mucho tiempo, estaba borracha. E iba dejar que Dallas se aprovechase de mis talantes.

Por tercera vez.

Connor 07:40 - día 27

La morena salió del coche y empezó a caminar con una gran sonrisa. Podía volver a ver aquella sonrisa a cientos de metros de distancia y aún así saber quién la esbozaba.

Ella no debió verme porque pasó por delante de mi coche sin inmutarse. No parecía estar en sus cabales porque ella no era tan descuidada.

Intenté ver quién estaba dentro del coche del que ella había salido, pero tan pronto como dirigí la mirada hacia allí, el coche arrancó y me dejó tal como estaba: pasmado.

Barbara 11:15 - día 28

-Mierda, ya tengo que irme -exclamé al mirar el reloj de mi muñeca mientras él me escondía un mechón de pelo tras la oreja.

-¿A dónde vas?

-Si te lo digo querrás venir conmigo. Y no puedo permitírtelo -respondí abrochándome los pantalones después de dar un gran brinco que hizo rugir los muelles de la cama.

-Barbara, dime que no vas a meterte en problemas -dijo él incorporándose levemente y mirándome con un poco de la lujuria que aún le quedaba despierta.

-No voy a mentirte. Puede que no vayas a volver a verme viva -contesté despreocupadamente, pero cuando quise darme cuenta, él ya estaba vestido y listo para salir y perseguirme a donde fuese.

-Iremos juntos. Dirás que soy tu guardaespaldas, chófer... Lo que sea -iba a replicar, pero él entrecerró los ojos.

-No vas a dejar que me vaya hasta que diga que sí, ¿verdad? -pregunté cruzándome de brazos, y él asintió-. Está bien... Pero si intentas pararme, tendré que inmovilizarte -dije sentándome en la cama para calzarme-. Y, Steven, no va a ser esposándote al volante -añadí y lo miré por encima del hombro.

Playboy, Devuélveme La Ropa © [#1, #2 y #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora