[O6] Fantasmas.

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Capítulo 06. Fantasmas.

Narrador omnisciente.

La mujer bajó el arma, y, con un resoplido, la tiró al suelo y la pateó haciendo que llegase a los pies del hombre.

Éste se acercó a ella, quizás demasiado, ignorando la existencia de la pistola tras de sí. Con la voz muy queda e intentando parecer firme, dijo:-Te doy diez segundos para que cambies de opinión.

-Te doy cinco para que me saques la mano de encima -replicó la mujer mirando de reojo la blanca y áspera mano que se posaba sobre su hombro.

El hombre obedeció con una sonrisa arrogante.

Entonces, como si fuera un rayo, su arma presionaba la frente de la mujer, dispuesto a hacerle un agujero en ella.

-Tienes tres segundos para aceptar mi trato.

La mujer siguió respirando con la serenidad que la caracterizaba.

-Tres... -la mujer seguía clavándole los ojos como si fueran cuchillas-. Dos... -la mujer dejó que él presionara más la pistola en su frente.

-Con una condición -dijo ella apartando ligeramente la cabeza de su posible asesina.

-Me encanta cuando las mujeres os rendís -empezó a decir el hombre con satisfacción. Y, como si fuera un tic, su ira le hizo decir cosas que no venían a cuento-. Sois unas cerdas y todas deberíais estar encadenadas a una máquina de coser.

La mujer no mostró expresión alguna ante sus palabras. Pero la forma en que su postura se balanceaba con el viento desvelaba que tenía ganas de matarlo siete veces, torturarlo, y pegarle un tiro en la cabeza, volviéndolo a matar.

-Chico, no seas tan ingenuo.

La mujer había tirado de su moño haciendo que su pelo se despeinase, y bajo aquel manto, se vio un cuchillo.

-¿Piensas que con un cuchillo podrás hacerme algo? Tengo una pistola.

La mujer rió a carcajada limpia y en un abrir y cerrar de ojos, el hombre estaba de espaldas a ella y un cuchillo le cortaba la garganta como si fuera mantequilla.

-Llévate esto a la tumba: las mujeres siempre tenemos un factor sorpresa -susurró en su oído.

*

Jordan se despertó del sueño con una leve sacudida, con los nervios a flor de piel. Los recuerdos lo bombardeaban como si lo hubiera visto en persona, aunque eso era, como bien sabía, imposible.

Él quería dejar de pensar en el que creía era su novio, el que lo había usado para acercarse a su mejor amiga y obligarla a traicionar a su país, el chico que le había hecho cambiar la forma de ver las cosas.

Jordan apartó a su exnovio de sus pensamientos, y a su cabeza vino la imagen de Barbara degollándolo.

No quería pensar más en eso, pero para él era casi inevitable. Tener a una Edwards cerca le hacía recordar a los demás de su misma especie.

Se levantó de la cama en silencio, sin querer despertar a su invitada. Miró el reloj negro que colgaba de la solitaria pared y quiso partirlo en dos en ese mismo instante.

Tenía clase y ya pasaban de las diez de la mañana.

Arianna

-¡Arianna! ¡Anna! ¡Anna! -oí que gritaba alguien por el pasillo, y por el volumen de su voz, sabía que estaba corriendo de un lado a otro.

-¡Quiero dormir! -exclamé con la voz ahogada por la almohada.

Jordan golpeó la puerta y yo gorgoteé algo que le dio permiso para entrar, entonces, él tiró de las sábanas y me arrastró hacia el baño.

Playboy, Devuélveme La Ropa © [#1, #2 y #3]Where stories live. Discover now