Playboy, Devuélveme La Ropa © [#1, #2 y #3]

[O5] Un Jones bien calentito.

Capítulo dedicado a la grandiosa Diosa por su diosero cumpleaños. (Sorry for my narciso, today is doce de febrero...)

Spanglish forevah

Capítulo O5. Un Jones bien calentito.

Arianna

Simon me observó por encima del hombro cuando abrí la puerta.

Me acerqué al sofá y le dí un casto beso en los labios, esperando que empezase a preguntarme qué me había pasado sin dejar de mirar su libro.

Pero me sorprendió cuando, de repente, se levantó y rodeó el sofá para poder estar más cerca de mí, y dijo:-¿Quieres desayunar?

Una pequeña sonrisita se asomó en las comisuras de mis labios.

-¿Qué me tienes preparado? -susurré aproximándome más a él, dejando que mis labios rozaran los suyos.

Pensé que iba a besarme cuando se inclinó un poco más, pero sacó de entre sus dientes su feroz lengua y me lamió los labios sin reparo.

-Un Jones bien calentito con ganas de ser engullido -farfulló sobre mi boca, y yo solté una corta carcajada.

-¿No te molesta que durmiera fuera? -pregunté acercando mis manos al cuello de su camisa, y le desabroché un par de botones.

-¿Por qué tendría que hacerlo? ¿Acaso has cogido mi coche y lo estrellaste contra algún árbol?

-No -contesté en medio de una risotada.

-Pues entonces ya está -respondió él, y me sacó la chaqueta con suavidad y al mismo tiempo con rapidez.

Pegó sus labios a los míos y empezó a empujarme hacia la cocina, hasta que llegamos a la isla y decidió parar para quitarse la camisa.

-¿Mis padres? -pregunté acariciando su clavícula, y él, sin dejar de abrir su camisa con parsimonia, me miró sonriendo.

-No vienen hasta la hora del almuerzo -susurró, y fue cuando me cansé de esperar y tiré de él.

Pegué mi espalda al mármol de la isla, y Simon se colocó sobre mí sin tocarme, con los antebrazos rodeando mi cabeza y con sus gemelos apretando mis muslos.

Decidí aumentar la diversión apoyándome en los codos y empezando a retroceder, sin dejar que Simon separase sus labios de los míos. Él seguía mis pasos con gracia, hasta que con un brazo, tiré un jarrón en el suelo y los dos lo miramos fijamente.

-Ya compraré otro -dije recostándome, no sin antes agarrar con la mano la cabeza de Simon para que se inclinase conmigo.

Pero, antes de que lo besara de nuevo, vi un sobre color mostaza junto al microondas.