[O9] Tío, Anna está borracha.

27.4K 1.6K 351
                                    

Capítulo O9. Tío, Anna está borracha.

Dallas

Mi cabeza golpeando continuamente la pared fue lo que me hizo abrir los ojos.

La de Connor no sufría otra cosa diferente.

Angie, que había estado durmiendo entre los dos, ya no estaba. Intenté saber qué era lo que estaba ocurriendo, pero no era capaz de ver bien.

-No sabes cuánto te quiero -oí que decía, y cerré los ojos porque seguía viendo borroso.

Justo cuando pensé que ya había encontrado un ligue con solo estar aquí un día, escuché la voz de una mujer que me resultó familiar.

-Espero que el amor dure para todo lo que me queda de vida. Que es mucho.

Abrí los ojos de repente y la nebulosidad ya había desaparecido.

-¿Qué haces aquí? -pregunté, y ella, que había estado sonriendo hacia Angie y saltando con ella en la cama, me miró con sus centelleantes ojos verdes.

Tragué saliva.

-¡Estoy sana! -gritó inclinándose sobre mí-. ¡Dallas, no hay tumor! -agarró el cuello de mi camiseta con sus puños y su alegre voz me hizo parpadear un par de veces.

A punto de decir algo, alguien a mi lado me interrumpió.

-¿Estoy soñando? -preguntó Connor apoyando un codo sobre mi vientre, bizqueando un poco.

Anna apartó sus suaves manos de mí y las posó sobre el rostro de Connor.

-¡No! -exclamó, se notaba que estaba ebria de felicidad.

-¡Vamos a celebrarlo! -gritó Angie cogiendo a Anna por el brazo y tirando de ella hacia la puerta.

Las dos, jaraneras, daban brincos, haciendo que sus melenas bailotearan con ellas.

Antes de irse, Anna se volteó hacia nosotros, que continuábamos embobados, y dijo con su suave voz:-¿No queréis venir?

Y salieron de allí instantáneamente.

Connor, aún con un codo sobre mi estómago, me miró.

-Tío, Anna está borracha.

Miré el reloj y vi que ya eran las cinco de la tarde.

-Y nosotros con resaca.

Angie

Anna tecleó en su móvil y noté que sus ojos estaban vidriosos.

-¿Qué pasa? -preguntó su padre al otro lado de la línea, notablemente preocupado.

El altavoz hizo que su voz sonase áspera.

-Papá -contestó ella, y de repente, rompió a llorar de felicidad-. Dios mío, papá, no tengo el dichoso tumor -susurró riendo.

Su padre no respondió. Para sorpresa nuestra, la que habló fue Barbara.

-Anna, hija, ¿qué ocurre?

Playboy, Devuélveme La Ropa © [#1, #2 y #3]Where stories live. Discover now