[22] Mierda de destino.

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CAPÍTULO 22 ~ Mierda de destino.

Sentí que una gran piedra caía sobre mí, y me arrastraba hacia algo oscuro y resbaladizo.

* * *

— Arianna, Arianna, despierta -una voz se escuchaba a lo lejos.

¿Estamos en un túnel?

«Más tonta y no naces... Te desmayaste».

Mis ojos se abrieron lentamente y vi un techo blanco.

Justo cuando pensé que me encontraba en un hospital, giré mi cabeza y vi la pared negra que caracterizaba la habitación de Simon.

Los muebles blancos le daban un toque sofisticado, y tengo que admitir que era muy bonito.

Escuché unos pasos a mis espaldas, pero al querer girar la cabeza, un mareo inundó mi cuerpo.

— No no no –gritó Simon acercándose a mí y haciéndome mirar al frente–. Potarás en mi alfombra.

— ¿Te preocupas más por una alfombra que por mí?

— La verdad es que sí –contestó divertido, y entrecerré los ojos con falsa amenaza.

Antes de que pudiera preguntar lo que pasó, el selló mis labios con su dedo.

— Lo sé todo.

Y empezó a contarme lo que había pasado.

[ S I M O N ' S  P O V ]

La miré y empecé a recordar todo para contárselo. Aunque dudo que haya que recordar mucho porque es algo inolvidable.

[ F L A S H B A C K ]

El timbre ya me estaba hartando y como veía el coche de Angie por la pequeña ventana que decoraba la puerta, no quise abrir.

Acercó su cara a la ventana para ver algo, y pensé «Sólo te ves a ti misma, tonta».

— ¡Simon! ¡Sé que estás ahí! –gritó, y yo rodé los ojos.

— ¡No me había dado cuenta! –grité de vuelta.

— ¡Abre la maldita puerta!

— Si está maldita no pienso tocarla –contesté divertido, tomando otro sorbo de Coca~Cola.

— Está bien –su rápida rendición me hizo pensar que estaba borracha y pretendía tirar la puerta–. Si después encuentras a Arianna tirada en otro callejón, no me protestes.

Eso me hizo tirar la Coca~Cola y salir disparado hacia la puerta.

— ¡¿Qué le has hecho?! –grité agarrándola fuertemente de la muñeca.

Y ella empezó a llorar como un bebé.

— Le dije que... que la amaba... y... y se desmayó.

En ese momento no me importaba qué significaba eso de que la amaba, sino la parte en la que dijo que se había desmayado.

Corrí hacia su coche rojo y abrí la puerta con tal fuerza que creo que saltaron algunos tornillos. Vi a Arianna tirada en el asiento como si fuera un muñeco de trapo.

La cogí en brazos y fulminando con la mirada a Angie, la llevé a mi casa.

Pensé en ponerla en el sofá, pero si viene mi padre llamaría a Steven, así que la llevé a mi habitación.

La recosté sobre mi cama, y acariciando su mejilla, me arrepentí de haberla dejado de lado. La realidad es que ahora ella se ha vuelto alguien imprescindible para mí —y no por conveniencia—, y... esto sólo ha sido un pequeño distanciamiento.

Playboy, Devuélveme La Ropa © [#1, #2 y #3]Where stories live. Discover now