48. Lluvia de estrellas

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No tengo mucho que decir acerca del día antes del cumpleaños de Percy, puesto que todo siguió normal, a excepción de una cosa, Lyra no me hablaba, ni siquiera me miraba, lo cual, era ya raro, teniendo en cuanta quién es. Estuve practicando en la arena y Lyra estaba ahí también solo que en otra parte con Clarisse.

Ambas parecian llevarse bien, o tal vez más que bien, Percy estaba tomando lecciones con los hijos de Apolo, así que no lo había visto en todo el día.

A la hora de la comida sin embargo, pasó algo bastante curioso, yo me disponía a ir a comer, cuando de repente comienzo a sentir a alguien obserbándome, al principio no le di importancia, pero la mirada parecía hacerse más penetrante, así que finalmente terminé buscando a la persona, no terminé de salir de mi asombro al ver a Lyra mirandome intensamente.

Comenzó a acercárseme y mi cuerpo a entrar en pánico.

—Quería ver si tenías un momento —dijo de la forma más calmada que creí capaz a alguien.
—Yo... sí —dije aún sin salir de mi asombro.
—Ven entonces —dicho esto comenzó a caminar y yo a seguirla. Estabamos acercándonos al muelle, una vez ahí, ella se detuvo.

—Puede ser extraño, pero como te dije, todo hijo de atenea necesita del mar en algún momento, en mi caso, me ayuda a calmarme, me da tranquilidad —entonces da un largo suspiro— pero no te traje para hablar de eso. Quería pedirte disculpas por cómo te traté, no debí hacerlo, sin embargo, tampoco debiste espiarme, actué por inhersia. No fui muy justa en mi trato, lo lamento.

—Oh —fué lo único que pude decir, jamás me había tocado conocer a ningún hijo de Atenea aceptar con tanta facilidad sus errores, de haber sido yo la que hubiera estado equivocada, no habría podido pronunciar sus palabras.

—No es necesario que digas nada, solo quería disculparme. Como te dije, hace mucho que aprendí a dejar de lado el orgullo de Atenea.

Me sonrió y se disponía a irse cuando la detuve.

—¿Tienes algún tipo de trauma con las salidas dramáticas? —ella rió.
—Bueno, la parte del melodrama me viene de familia, mi padre y mis tíos.... bueno, tenía de quienes aprender, además, el señor del cielo es fanático de las salídas espectaculares.

*            *            *

—Ella es más buena de lo que aparenta Ann.
—Percy... —yo me había quedado en la playa un buen rato, ni siquiera había querido ir a comer.
—Lamento haberte dejado ayer así, pero Lyra me necesitaba, algo me impulsa a estar cerca de ella siempre, es algo contra lo que no puedo luchar. Quisiera que jamás llorara, y verla ayer así, bueno, me rompió a mí mismo. Sé que tu también necesitabas a alguien en ese momento, lo lamento —bajó la cabeza al decir esto último.

¿Quién se creía Percy que era? ¿Cómo seguir con mi propósito de odiarlo si ponía esa odiosa y terriblemente tierna cara de foca bebé arrepentida? Arggggg a veces ese chico me frustraba demaciado. No, definitivamente no podría durar enfadada con él mucho tiempo, ni hoy ni en un millón de Eones.

—Descuida, entiendo que ella es importante para tí —inclusive en mi mente eso sonaba falso, sin embargo a Percy lo hizo sonreír.
—Gracias Listilla —me abrazó de repente. Yo no dudé y le devolví el abrazo.

Ultimamente las cosas no habían estado muy bien con él, asíque el hecho de que fuera él el que se acercara y me abrazara, me decía que de verdad valoraba nuestra amistad << Ajá>> No quiero oirte ahorita ¿Bien?, no vengas a arruinar el momento.

—Ven, quería disculparme de alguna forma contigo.

Percy tomó mi mano y yo me dejé llevar por él. Extrañada observé el lugar en el que estábamos. Era la parte de atrás de la cabaña de Artemisa... que muy curiosamente, resultaba tranquilizadora, había una manta de picnic con una cesta y dos coca-colas de dieta.

El Secreto del Olimpo |CRUDET 1|Where stories live. Discover now