88. Promesa

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Cuando desperté, Lyra estaba cambiando una toalla de mi frente. Se me heló la sangre al no ver a Percy, entonces me incorporé rápidamente, logrando solo marearme.

—Cálmate —dijo poniendo los ojos en blanco— está dormido. Estuviste inconciente tres días.
—¿Dónde estamos? —pregunté confundida.
—Por desgracia, en un hotel de quinta. Normalmente acostumbro mejores hoteles, pero era lo único que nos funcionaría para ocultarnos.

Entonces noté la venda que traia en la mano.

—¿No la has curado? —pregunté. Ella miró su mano. y su tono se volvió frió.
—No. Un pago no es pago si después se cura. Ahora duerme, nos vamos aprimera hora de la mañana.

Justo entonces entró un Mensaje-Iris del campamento, era Clarisse.

—Lyra, acaban de informar en el campamento que el Señor D. y Quirón fueron solicitados en el Olimpo y no volverán hasta nuevo aviso. ¿Me explicarás qué demonios pasa?

—Maldición —escupió Lyra— Gracias Clarisse, prometo explicarlo... pronto. Ahora debo irme.
—Lo que sea que estés tramando, solo procura que no te hechen del campamento enana.
—Gracias Clarisse, igual cuidate.

En cuanto dejó de hablar por Mensaje-Iris comenzó a guardar sus cosas en su mochila, Vella, que estaba hechada en una de las sillas, se levantó ante el ruido y fue hasta Lyra y comenzó a rascar su pierna demandando atención, y chillando un poco.

—Lo siento —dijo Lyra en un suspiro mientras se agachaba hasta Vella y la abrazaba— Gracias Vella. Vamos.

El cachorro solo ladró amistosamente antes de ir a donde Percy estaba dormido y lamerlo amistosamente en la mejilla. A mi me ignoró olimpicamente y se siguio hasta sentarse al lado de la puerta.

—¿Sabes? Me cuesta mirarte a los ojos Annabeth —me dijo Lyra— no te quites la tiara, o te verás en verdaderos problemas. Y por favor, piensa en tus prioridades. Es tu última oportunidad para enmendar tus errores. Escoge sabiamente Annabeth. Sigue a tu corazón sin miedo. Y por el bien de todos. No hagas locuras, ni le dejes hacerlas a él.

Entonces ella y Vella salieron de la habitación, dejándome sola con un Percy dormido. No sabía qué estaba pasando, ni por qué me había dejado con Percy. Tampoco entendía qué era exactamente que debía elegir. No quise despertar a Percy, yo estaba confundida aún, y demasiado cansada, solo había una cama. Yo antes estaba en un sillón medio rarito. No es que no me preocupara ni nada, pero de cierta forma me alegraba que Lyra se fuera, que siguiera sola su revoltoso camino.

Desde que habia llegado solo nos traia problemas, y Percy estaba metido hasta los huesos en problemas por sí solo, como para que ella lo metiera en más. También sabía que cuando Percy despertara, probablemente entraría en pánico al ver que Lyra no estaba, sin embargo... ella no había dejado dicho a dónde iba, por lo que era imposible rastrearla...

Con esos pensamientos me tumbé a su lado en la cama y decidí dormir un poco.

*           *           *

—Listilla, Listilla —decía una amortiguada voz cada vez más fuerte que me sacudía— Annabeth.
—¿Mande? —dije bostezando y estirándome.
—Lyra se fue, no está —dijo con ojos espantados, presas del pánico— Ella se fue sola.
—¿A dónde Percy? —me hice la preocupada— ¿Cómo que sola?

—Annabeth, le prometí estar con ella —dijo con los ojos cristalizados— se fue sola.
—Percy, ella no está sola, tiene a las chicas, a Sadie y Carter.
—Annabeth, cada uno tiene un lugar, cada uno tiene una parte específica, Lyra los mantuvo alejados del verdadero peligro, así como está haciendo con nosotros ahora. Creí que me dejaría acompañarla.
—Percy, no sabemos sus razones... tal vez...

—¡Ya sé que a tí no te importa! —me gritó— Se que para tí es mejor que se haya ido. Pero no puedes ser tan egoista, ella aún es tu hermana. Sé que tu tienes a tus hermanos de la cabaña, y a tus hermanitos y a tu papá, pero yo no tengo a nadie Annabeth. No puedo darle la espalda, no ahora, cuando más me necesita.

—Percy...
—Debemos buscarla —dijo determinante.
—Ni siquiera sabemos a dónde va a ir.
—Yo sí —dijo con mirada determinante— Ella y Cara hablaron algo de ello, no lo había relacionado hasta ahora, pero tiene sentido si lo vez bien.

—Percy, no hagas locuras por favor —le rogué.
—No Annabeth, no es una locura. Y voy a ir, quieras o no...
—No —dije decidida, mirándolo a los ojos. Él me devolvió la mirada retándome a negarle eso de nuevo, sin embargo, no lo hice— No vas a ir. Vamos, a ir Sesos de Alga —dije recalacándo el "vamos".

Fue entonces cuando una pequeña sonrisa asomó el rostro de Percy. Tal vez estaba cavando mi pripia tumba, pero eso no importaba en este momento. Alguna vez yo le había prometido a Percy que lo cubriría siempre, que siempre estaría ahí si me necesitaba, y no había mejor momento para cumplir esa promesa que ahora, que él prácticamente quería ir a una muerte segura, al menos si él moría, yo moriría a su lado en batalla, y con la conciencia tranquila.

—Gracias Listilla —dijo abrazándome tan sorpresivamente, que me encontré devolviéndole el abrazo sin saber la razón— sé lo que esto es para tí. De verdad gracias.

No sabía que responderle, así que solo lo abracé, y  lo abracé muy fuerte. Entonces me di cuenta al sentir el salado sabor en mi boca, que estaba llorando. Al despertarme y no verlo, creí que tal vez le había pasado algo en la batalla, y un pánico indescriptible había invadido mi cuerpo entero. Había sido como si de repente todo se congelara, un frió en mi pecho se instaló que no se fué sino hasta que lo ví recostado en la cama. Y no había podido sacar eso sino hasta ahora, que Percy me abrazaba. Y simplemente no podía dejarlo ir solo, no me perdonaría a mi misma si algo le llegaba a pasar, no podía concevir un campamento mestizo sin las ocurrencias de Percy, o un desayuno sin esa sonrisa ladina que me obligaba a regalarle una mía, una fogata sin esos ojos traviesos en los que se reflejaba el fuego de una forma tan peculiarmente hermosa o un juego de captura de bandera sin el canto de la espada de Percy detrás mío. Pero por sobre todas las cosas, no podiá concevir mi vida sin Percy, él era parte de mi vida, y lo era desde hacía muchos años atrás. No podía perderlo por nada del mundo, él era la única familia que tenía, la única que quería, la única que necesitaba. Desde que Luke se había ido, Percy siempre había estado ahí en los malos momentos. A pesar de todo, a pesar de Lyra, Percy había cumplido su promesa.

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Hola, mis queridisimos lectores del mundo :) les traigo otro capítulo pequeño, espero que lo disfrutrn mucho. Solo tengo una pregunta para Ustedes ¿Quién es de Puerto Rico? quiero ver esas manitas arriba...

Abrazos y Saludos

Azeneth

El Secreto del Olimpo |CRUDET 1|Where stories live. Discover now