60. "... la semidiosa más feliz de todos los tiempos"

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Estos días se me estaban haciendo como agua por las manos (bueno, en unas manos normales, no en las de Percy) Parecía que todo ocurría tan rápido que había momentos que me encantaría congelar en el tiempo. Por otro lado, también había otros en los que parecía que el día duraba siglos. Especialmente si no lograba entretener lo suficiente la mente de Percy fuera del problema de Lyra. O bien, cuando todos estabamos tan apagados que no teníamos ganas de hacer nada.

Percy había estado pasando mucho tiempo de calidad con los hermanos Stroll. Ver la sonrisa de "Soy un chico problema" de Percy era una cosa, y ya era bastante malo... ver esa misma sonrisa ahora también en los Stroll... era verdaderamente desastroso.

De alguna forma, me encontraba enmedio de una conversación bastante rara entre las hijas de Afrodita... dado que había venido a visitar a Drew, quien se había accidentado bastante en un ejercicio en el Muro.

—Pobre Drew —decía una rubia.
—Se lo merece, siempre es una idiota con todos —decía una niña pequeña.
—No con todos —dijo otra castaña— la he visto platicar con Percy Jackson estos últimos días y no parecía en absoluto mala. De hecho hasta se rieron de algo que dijo Percy.

—Quién no quisiera ser ella —dijo otra castaña, esta un palmo más alta que la anterior— de todas las hijas de Afrodita, tenía que ser ella con quien hablara.
—Mi Percy no la merece — dijo otra de ojos azules. Eso me ofendió, ¿Su Percy? ¡¿Y esa tipa desde cuando lo conocía o lo trataba para decir que era suyo?!
—Guarden silencio —dijo Silena mandándo callar a todas, entonces me vió— Annabeth, bueno, extrañamente, eres la única persona con quien Drew quiere hablar... así que... creo que puedes pasar.

Mientras avanzaba no pude evitar escuchar comentarios como "Ahí va otra perra igual que Drew" o "Pobre, terminará humillada" o "¿Por qué ella?". Ignoré olimpicamente todos y cada uno de ellos y entré a la habitación donde estaba Drew.

—Annabeth cierra la puerta —dijo Drew apurada. Lo hice— No fue coincidencia que terminara así... alguien no quiere que abra la boca. Pero aún así o haré. No te puedo decir todo literalmente, pero puedo darte pistas y una recomendación como hija de Afrodita.

Se escuchaba realmente agitada y preocupada. Yo solo asentí con la cabeza.

—Me iré del campamento, he hablado con Quirón y él con mi padre... vendrá por mi, no puedo mantenerme aquí después de decirte esto —respiró hondo y retomó el habla— Annabeth, no puedes dejar ir lo que es verdaderamente importante, despeja tus dudas y todo estará bien, todos lo estarán. No puedes pretender seguirte engañando, aquí —dijo señalando mi corazón con su dedo— ni tú, ni toda la razón de Atenea gobierna, ni lo hará nunca. Tu destino está escrito, está marcado, y no puedes luchar contra él sin más, porque si lo haces —una mirada se ensombreció— terminarás por destruir lo que más te importa, y cuanto te des cuenta, será demaciado tarde para remediarlo. Confía en tí Annabeth y verás que las cosas son más sencillas de lo que parecen. Yo como amiga, te puedo decir que Afrodita te tiene preparadas prubas muy exigentes, y debes ser capaz de pasarlas todas, al igual que él. No te dejes vencer Annabeth, y lucha hasta el final, dalo todo por él, porque él estará dispuesto a darlo todo por tí.

Entonces apareció Quirón en la puerta. Quitándome la oportunidad de preguntarle a qué se refería, y sobre todo a quién.

—Drew, tu padre ha llegado.
—Drew —dije cuando un pensamiento cruzó mi mente— ¿No corres más peligro fuera del campamento?
—Tengo una conocida con quien quedarme Annabeth, no se atreverá a buscarme ahí. No es idiota.

Drew ya tenía las maletas hechas, así que solo las tomó y salión directo al límite del campamento, yo la seguí por detrás.

—Annabeth —dijo mirándome— no importa que pase, prométeme que pensarás lo que te dije.
—Lo prometo —le dije a ella solemne.
—No soy hija de Apolo... pero si sigues el camino correcto... estoy muy segura de que serás la semidiosa más feliz de todos los tiempos —y con una enorme sonrisa, atravesó la barrera.

Cumplí mi promesa, estuve pensando mucho en lo que me había dicho, sin embargo más que resoluciones, vinieron dudas. ¿Quién querría lastimar a Drew solo por decirme algo así? ¿Qué era eso clave que no me pudo decir? y la más importante de todas ¿A quién se refería Drew con eso de "resolver mis dudas"?

¿Qué era eso tan importante para mí que si me empeñaba en otra cosa acabaría destruyendo? ¿Por qué las hijas de Afrodita siempre preferían lo complicado y no podían decirte las cosas directamente? Era tan desgastante.... normalmente podría resolver cualquier acertijo, adivinanza, o juego mental, sin embargo el terreno de Afrodita era algo en lo que no me gustaba entrar... y era precisamente por eso, porque no lo entendía, no seguía ningún patron, ni tenía una lógica o una referencia que me ayudara a saber su funcionamiento.

—Annabeth, luces deasiado cansada, tal vez deberías ir a dormir un poco —dice Percy de forma tierna.

No me había dado cuenta de que seguía sentada en los escalones de mi cabaña, Percy se encontraba agachado de cuclillas frente a mí, con una mirada comprensiva.

—Espero que no sea una de tus nuevas bromas Jackson —le digo sin muchos ánimos.
—Tú serías la última persona a la que le jugaría una broma en todo el campamento Ann.
—Bien Sesos de Alga, creo que tienes razón, debería ir a dormir —digo demasiado agotada para discutir y decidiendo creerle.

—Levanta —dice extendiéndome una mano, la cual tomo y me ayuda a levantarme.
—Gracias Sesos de Alga —le digo con una sonrisa... repentinamente comienzo a sentirme aún más cansada, como si toda mi energía se fuera de repente... tal vez era un efecto secundario de pensar cosas Afroditosas... quien sabía.
—No hay de qué Ann —dijo sonriéndome— ahora vamos a que te acuestes, no confío en que te irás directa a la cama.

Comenzó a jalarme hacia dentro de mi cabaña, en la cuál estaba temporalmente a salvo, mientras mi madre estuviera entretenida con Lyra. Sorprendentemente no había nadie de mis hermanos salvo Malcom y una niña pequeña, era nueva y Malcom estaba ayudándola con su nueva cama.

Percy no me dejó si quiera cambiarme el pijama, me hizo entrar así a la cama y me arropó como si yo fuera una indefensa y pequeña niña a la cuál hay que cuidar y mimar porque ke tiene miedo a la obscuridad o a dormir sola. Era increible la ternura con la que me arropaba, entonces se acercó.

—Duerme bonito Ann —dijo y me dió un beso en la frente. yo cerré mis ojos dispuesta a dormirme. Entonces de lejos escuché la voz de Percy diciendole algo a mi hermano Malcom, sin embargo mi cerebro no fue capaz de procesarlo por el cansancio.

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Hola de nuevo, este es el cap 2/3

Abrazos y Saludos

Azeneth

El Secreto del Olimpo |CRUDET 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora