Capítulo 10: Instrucciones

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-¡Dulce!- escuchó como gritaban afuera de su puerta.

-¿¡Qué!?-.

-Oscarín me dijo que Toph le dijo que te dijera algo-.

De repente paró de ponerse las zapatillas ¿Christopher? ¿Qué quería decirle el a ella? ¿Había aceptado su propuesta?

-¿Que cosa?- abrió la puerta.

-Léelo tú misma- le pasó le pasó su celular.

Por favor dile a tu hermana que no vaya con sus aros de perlita o alguna cosa que llame la atención. Nadie quiere salvarla de los ladrones. Christopher.

Dulce se quedó mirando la pantalla más de lo normal. Lo último podía pasar perfectamente como una broma, pero no. Era algo que decía en serio y ella lo sabía.

Le pasó el celular y le cerró la puerta en la cara.

-¡Hey! ¿Y a ti que te pasó?- alegó Luciano al ver la reacción de su hermana.

-¡Me tengo que cambiar!-.

Se había puesto prendas totalmente contrarias a lo que le había dicho Christopher. Se miró al espejo y vio sus perlitas. Nunca se las sacaba desde que se las habían regalado y hoy lo haría por primera vez. Casi con dolor (teatral por supuesto, como la mayoría de las veces era ella) se las sacó y las dejo en su conchita.

-¡Me acaba de decir que también te saques el polerón rosado que siempre te pones!- le gritó Luciano nuevamente.

¿Y qué sabía el que siempre se había puesto el mismo polerón rosado las dos veces que había salido? ¿Qué se creía en decirle cómo vestirse? Entendía lo de las perlitas, pues había escuchado que Tepito era un lugar bien complicado ¿Pero él polerón? Estaba loco si le iba a hacer caso en todo.

-¡Dulce!- gritó Luciano por tercera vez.

-¿Qué?-.

-¡Nos vienen a buscar en diez minutos!-.

-¡Está bien!-.

-¡Oye! ¿Cómo es que saben dónde vivimos?-.

-¡Me vinieron a dejar la semana pasada!-.

-Ah...-.

Dulce abrió la puerta.

-No te cambiaste de polerón- notó su hermano.

-Lo sé, no lo creo necesario-.

Luciano simplemente se encogió de hombros. No le importaba como su hermana iba vestida realmente.

Esperaron en el sillón unos quince minutos hasta que sonó una bocina afuera.

-¿Por qué si tenemos teléfonos dan bocinazos?- preguntó Dulce parándose.

-Pues así son para ponerle más drama y acción a la vida- rió abriendo la puerta.

-Es que pueden despertar a los vecinos-.

Luciano se dio vuelta -No seas abuela ¿Ya?-.

Dulce rodó los ojos y cerró la puerta mientras su hermano se encontraba con Oscar, Pancho y Christopher.

Los saludo a los tres con tanta simpatía como siempre. Y luego ella les dio un saludo con la mano altiva y distante, como siempre.

-Se van a morir por lo que vamos a hacer hoy- sonrió Oscar.

-Habrá más gente que nosotros pero ya le hemos avisado a todos que vamos con una cámara. Solo pidieron que no se les apuntara a las caras- informó Francisco.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora