Capítulo 90: Palabras sabias

1.1K 177 150
                                    

Ricardo no respondió de inmediato. Miró a Dulce y vio que estaba llorando desconsoladamente. Luego pasó su mirada hacia atrás y vio a Christopher, también llorando y sin pantalones.

-¿Qué esta pasando? -preguntó finalmente con voz autoritaria- Dulce, tú no puedes estar aquí-.

La chica miró hacia el cielo mientras se tomaba el brazos.

-Si se que no puedo estar acá -respondió tratando de que no le saliera un sollozo en la oración- Por eso quiero que me saques de aquí-.

-Pero niña... ¿Por qué estás llorando?-.

-Por favor...- pidió.

Todo estaba simplemente colapsando ¿Por qué hacía aquellas preguntas en ese momento?

Ricardo los miró por unos segundos más, quizás pensando en lo que había pasado entre ellos, quizás tratando de entender porque Dulce estaba metida en ese baño, quizás tratando de encajar por qué Christopher estaba sin pantalones.

-Esta bien... hablaré con el guardia, tú trata de ir al ascensor de cualquier manera y roguemos porque llegue rápido y no haya nadie abajo- dijo preocupado por las consecuencias de si la pillaban.

Ya tenía demasiados enredos a último momento.

Dulce negó con la cabeza.

-Luciano me está esperando en las escaleras de emergencia del piso de abajo-.

Tenían que volver juntos.

Ricardo abrió los ojos -Ok... entonces voy para allá. Estate atenta en la puerta-.

La chica asintió y caminó un par de pasos hacia adelante. No quería voltear. No quería verle la cara a Christopher en ese momento. Le hubiera gustado seguir insistiendo, le hubiera gustado seguir gritándole enojada. Era momento de callar e irse ¿Y el futuro?

No era tiempo de pensar en eso. Tenía que hacerlo con la cabeza fría.

Por ahora, solo tenía que salir de ahí.

Se fue alejando a pasos secos.

El en cambio, no movió ni un dedo.

-Dulce...- escuchó como la llamaba antes de salir.

La chica apoyó su frente en la puerta, cerró los ojos y respiró profundo.

-Agradezco tu sinceridad Christopher- dijo rápidamente antes de abrir la puerta. Cerrando otra en su vida.

Ricardo se había llevado al policía al otro lado del pasillo. Justo en una esquina y de espaldas.

No había tiempo que perder por lo que se quitó los zapatos y corrió rápidamente hacia la escalera de emergencia. La abrió lo justo para que su cuerpo cupiera.

Cuando estuvo dentro se apoyó en la puerta. Solo necesitaba un segundo... no, en realidad necesitaba más que eso. Todo en ese momento era tan nebuloso que solo quería cerrar los ojos y dormir por mil años.

Por lo menos le había preguntado a Christopher que le había faltado... y aunque no había sido lo que esperaba (para nada) se sentía orgullosa de si misma por aquel acto de valentía. Se había dicho que quizás ese era el paso para comenzar a sanar su corazón roto... pero con esa declaración, no sabía mucho que venía a continuación.

Debía empezar a sanar su corazón ¿Pero cómo hacerlo sabiendo que Christopher la seguía amando?

Se veía imposible...

Se volvió a calzar los tacones y se limpió las lágrimas una vez más. Se abrazó a sí misma y comenzó a bajar las escaleras.

Estaba quebrada, demasiadas sorpresas, demasiadas desilusiones, demasiados sentimientos... Christopher la amaba, Christopher iría a la cárcel, Christopher la había dejado por inseguridad y miedo por ella. Enojo, tristeza, desolación eran un torbellino en su interior.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora