Capítulo 38: Pastel de chocolate

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Christopher al verla con lágrimas en los ojos se le borró toda burla de la cara.

-¿Qué pasó?- preguntó con el ceño fruncido.

Dulce cerró la puerta del auto y escondió la cara en sus manos mientras lanzaba el primer sollozo.

-¿Princesa?- preguntó nuevamente preocupado.

Pero Dulce no tenía voz para contestarle ni siquiera una palabra. Como dolía, como dolía el sentimiento de haber sido engañada por tantos años. Como le dolía que su amigo le hubiera dicho esas palabras.

Sintió como unas manos se apoderaban de sus hombros y la daban vuelta para envolverla en un abrazo. El maravilloso y embriagador olor de Christopher inundó la nariz de Dulce y ese tan pequeño gesto hizo que Dulce se sintiera apoyada, aliviada...

Se quedaron en esa misma posición hasta que Dulce se calmó y Christopher la separó de si.

-¿Nunca te han dicho que salen arrugas si lloras tanto?- le preguntó para tratar de animarla.

Dulce asomó una pequeña sonrisa en sus labios y se limpió las lágrimas de su cara -Solo si son más de cuatro veces por semanas-.

Christopher puso cara de sorprendido y lanzó una sonrisa -¿Ahora me dirás qué es lo que te pasa?-.

-Es... Raúl- pronunció mordiéndose el labio.

El cuerpo de Christopher se tensó a escuchar ese nombre.

-¿Que hizo?-.

Dulce lo miró unos segundos sin saber si decirle o no, porque en cierto sentido el también estaba involucrado en el tema ¿Y si el pensaba lo mismo?

-Es un idiota- resumió.

-Cuéntame una nueva -sonrió- ¿Pero qué...-.

-¿Y tú qué haces aquí?- interrumpió Dulce tratando de desviarse del tema.

Cosa que funcionó, porque eso a Christopher le había hecho pensar en una buena respuesta ¿Que qué hacía ahí realmente? Uff... Christopher había tenido la necesidad de ver a Dulce todo el fin de semana... y hoy se había decidido dejar esa necesidad atrás, cansado de tenerla presente en su mente todo el tiempo.

-Nos quedaban algunas sobras podridas de pastel y pensé que te las podría dar a ti, para que no molestes a nadie en medio de la noche por un pedazo de pan -dijo levantando un paquete blanco- pero dadas las circunstancias creo que le quedarían mejor a ese tal Raúl-.

Dulce le arrancó el paquete de las manos y lo abrió.

¡Pastel de chocolate! El que había comido cuando había conocido a Octavia... pero bueno, eso no importaba ¿Se habría acordado de que le gustaba o fue casualidad?

-El no se merece algo así, gracias- dijo mirándolo a los ojos.

-De nada- sonrió.

¿Y eso y nada más?

-Tengo una idea que creo que te va a gustar ¿Estas ocupada ahora en la tarde?- improvisó.

¿Qué si estaba ocupada en la tarde? Le quedaban dos semanas de clase y con dos exámenes encima. Su responsable Dulce le decía que debía de pasar toda esa y la próxima semana estudiando sin parar.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Место, где живут истории. Откройте их для себя