Capítulo 85: El día D

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-Y... el último- dijo Natalia enterrando la toquilla más fuerte de lo normal.

-¡Au!-.

-Lo siento Dulce... pero ya acabé-.

-Recuérdame nunca más pedirte esto por favor- dijo sobándose el pelo con suavidad.

-¡Oh pero vamos! Mira como te ves, estás lista para rockear el mundo de las leyes-.

Dulce se miró al espejo y levantó el mentón. Estaba nerviosa. Bueno, más que nerviosa. Entre tanto estrés el día le había llegado volando. Anoche apenas había podido dormir pero Natalia había hecho un buen trabajo con el maquillaje para disimular sus ojeras. Hace dos días habían ido de compras en busca de un atuendo digno. Y lo habían encontrado. Un juego de dos conjuntos negros con una blusa blanca. Y un simple tomate con algunos mechones sueltos como peinado. Todo ese conjunto le daba más edad y seriedad. Pero para ese momento era eso lo que necesitaba.

-Gracias Natalia-.

-De nada- sonrió guardando las cosas.

Dulce miró el reloj -¡Vas tarde!-.

-¿Y? Yo por mi te hubiera acompañado, lo único que quiero saber es como termina esto ¿No estás nerviosa?-.

-Cómo los mil demonios- admitió mientras se paraba de la silla.

Ambas bajaron las escaleras. Dulce abrió la puerta de su casa.

-Me tienes que contar el veredicto apenas lo digan. Con Julián estaremos atentos todo el día- dijo Natalia dándose vuelta antes de alejarse del porche.

La chica asintió y abrazó a su amiga por el cuello.

-Si, lo prometo- y rogaba porque fueran grandes noticias.

-Ya, me tengo que ir -se separó y le dio un rápido beso en la mejilla para luego correr a su auto- ¡Éxito!- gritó a lo lejos.

-¡Gracias!-.

Y cuando su amiga hecho a andar cerró la puerta para que el frío no entrara a la casa.

-¿Por qué te vistes así? -preguntó Luciano desde atrás- Pensé que eras la abuela-.

Dulce se dio vuelta y miró a su hermano. El solamente llevaba unos jeans y un buzo cerrado.

-Porque esta es una instancia formal-.

-Pero pareces que vas a un funeral-.

-Es un traje de oficina- dijo sacándole la lengua.

-¿Y tienes pensado actuar como en Legalmente rubia?-.

Dulce lo fulminó con la mirada -Estoy nerviosa ¿Ya? solo déjame ser como quiero y no critiques que estoy cerca de un ataque de nervios-.

Luciano rió -Oh vamos ¿Qué es lo peor que puedo pasar?-.

La chica abrió los ojos -¿Qué es lo peor? O pues no lo sé, pues puede ser que Christopher esté en la cárcel por diez, veinte años o... o que... ¡hasta le den pena de muerte caray!-.

Luciano tomó por los hombros a su hermana para tranquilizarla. Se estaba moviendo mucho.

-Dulce en México no se da la pena de muerte-.

-¿Y si hacen una excepción?-.

-Serían para casos de asesinatos o algo terrible, no por rayar murallas ¡Es una maldita estupidez el juicio de hoy! Llega a dar hasta risa... tranquila por favor. Nada malo va a pasar-.

Dulce se dejó abrazar por su hermano para ver si su tranquilidad se impregnaba en su piel. Pero no. La misma intensa sensación.

-¡Niños! ¿Dónde están? ¡Ya estamos listos!- se escuchó el grito de su madre desde el segundo piso.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora