Epílogo

2.6K 206 198
                                    

La puerta se abrió y Christopher pateó el bolso adentro del departamento.

-Y por eso, yo llevó las cosas frágiles en mi maleta- comentó Dulce antes de cerrar la puerta.

-Hogar dulce hogar...- suspiró Christopher tirándose al suelo.

Dulce rió y lo imitó, cayendo a su lado.

Ambos se miraron con las mejillas pegadas al suelo.

-Estoy muerto-.

-Dímelo a mi, aunque me encanta viajar, y lo que hacemos, sigo prefiriendo un día tranquilo en casa, sin salir de la cama-.

-Pues eso es lo que haremos toda la semana-.

-Eso quisiera... pero acuérdate que mañana llegan todos-.

-Pues así mejor, ya ni siquiera tendríamos que levantarnos para ir a buscar comida-.

Dulce lanzó una pequeña sonrisa -Suena demasiado lindo para ser verdad...-.

-Yo soy demasiado lindo y soy verdad-.

Dulce rodó los ojos -Si si si y que me he ganado la lotería contigo ¿Eh? Sobre todo con lo sencillo.. pero estoy hablando en serio Christopher. Hay que llevar a tu mamá a esas tiendas de segunda mano que le encantan, Octavia va a querer ir a hablar con John para los últimos detalles de su contrato y Oscar y Pancho van a querer ir a tu taller para poder trabajar-.

-¿Y por qué no solo nos quedamos con Lúa? Es la menos demandante...-.

-Lúa tiene que preocuparse de José Tomás-.

Christopher suspiró fuerte -¿Quién diría que una chica emo sería la perfecta mamá?-.

Dulce lanzó una pequeña sonrisa por el pequeño que había adoptado la pareja hace un año... hasta que se acordó de cómo la había orinando mientras lo estaba cambiando.

-Todavía hueles a pis- dijo Christopher adivinando sus pensamientos.

-Y tu a popo-.

La cara sonriente de Christopher se trabó.

Después del ataque a Dulce, Christopher se había reído tan fuerte que el bebé no lo había dejado sin un pequeño regalito. Luego de que Dulce se fuera chillando al baño Chris había decidido cambiar al pequeño y todo había ido bien hasta que tuvo que poner el talco...

Ambos en el baño tratando de lavarse mientras tenían al bebé como podían había sido la anécdota de ese viaje.

Sus amigos todavía se reían de ellos cada vez que los llamaban.

-Le hice prometer a Octavia que no nos lo pasarían hasta que se aprendiera a limpiar solo-.

-Bien por mi- sonrió.

-Me gustaría estar a solas contigo -pidió tomándola por la cintura y atrayéndola a su cuerpo, ahora ambos estaban acomodados uno al lado del otro, con sus cuerpos abrazados- por favor... recuérdame porque vienen-.

-Porque es tu cumpleaños...-.

-No necesito envejecer más, estoy perfecto con esta edad, de hecho podemos congelarme unos años porque estoy seguro que me veo más joven que tú-.

Dulce frunció el ceño con rapidez y apretó la mano de Christopher con fuerza -No, eso sí que no-.

-No si es cierto Dulce, mira si seguimos así en unos años más parecerás mi sugar mammy-.

-Ya cállate Christopher, no es gracioso- dijo tratando de separarse.

Christopher la detuvo abrazándola por la cintura. Amaba cuando se enojaba por esas cosas. En verdad amaba todo de ella. Jamás había conocido tanto a una persona como lo había hecho con Dulce. Sabía perfectamente con qué cosas se enojaba, podía diferenciar su mal humor de "estoy enojada contigo, la cajeteaste feo" de "he tenido un día demasiado duro y no tengo ganas de nada" y de "tengo hambre". Conocía con qué hacerla reír, sabía que hacer cuando estaba en sus días, podía diferenciar a la perfección sus expresiones de disgusto, de cansancio, de aburrimiento... Sabía a lo que aspiraba y sabía sus miedos. Sabía cuales eran sus sueños porque muchos de ellos los compartían. Hace ya dos años que Dulce había tomado la decisión de dedicarse a la fotografía para la misma ONG que trabaja Christopher, luego de seis meses trabajando en un lugar donde la aburría y la hacía extrañarlo cuando se iba de viaje decidió -tras una larga pelea- aceptar el puesto que él le había ofrecido desde el primer día que había llegado a instalarse con él.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Where stories live. Discover now