Capítulo 21: Todo por la borda

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Dulce escuchó el sonido de un mensaje en su teléfono y lo reviso de inmediato.

Era de Oscar y no le sorprendía para nada.

Dulce, por favor llámame apenas leas esto.

La había llamado toda la mañana y ella había puesto en silencio su celular a la tercera llamada ¿Es que no se daba cuenta de que no quería hablar con él? Pero al parecer o no percibía su intención de ignorarlo o necesitaba algo con verdadera urgencia.

Un sentimiento de preocupación la embargo ¿Le habría pasado algo malo a alguno de ellos? No pudo evitar imaginarse que quizás a alguno de ellos tres quizás lo había atrapado la policía o algo por el estilo. Sobre todo Christopher...

¿Pero por qué debía de preocuparle? Ni siquiera habían sido amigos. Sino que un simple trabajo de su hermano. Un trabajo que había valido totalmente la pena pues había salido como uno de los mejores de la generación y ahora iban a exponer sus fotografías en dos semanas más junto con los mejores de la clase el día de la graduación. Pero nada más. Se convenció a si misma recordando la vergonzosa escena de la última vez que vio a Toph.

En estas tres semanas se había convencido que había sido toda una loca en insistir con lo de Christopher y como se había prometido no lo volvió a seguir. Eso sí era inevitable pasar todos los días por la cafetería en la cual trabajaba rumbo a la universidad y lo había visto un par de veces limpiando las mesas de afuera.

Su Dulce interior tenía ganas de gritarle ¡Enojón! ¡Amargado! ¡Anarquista! Pero se quedaba con la ventana cerrada y seguía su camino. No tenía porque seguir las cosas, simplemente cerraría un momento de su vida, un pequeño y revoltoso momento de su vida que tampoco llegó a concretarse.

Igual todo esto le había servido para concentrarse con mayor facilidad en los exámenes. Se había dedicado exclusivamente a estudiar. A dormir temprano todas las noches para estar descansada al día siguiente. Volvió a ir temprano los viernes por la mañana. Y no volvió a salir de noche. Prefería quedarse leyendo sus novelas de románticas acurrucas en su cama. En fin volvió a ser la misma rutina de siempre. Como si nada hubiera pasado.

El celular le sonó nuevamente. Otro mensaje de Oscar.

Enserio necesitamos hablar contigo. Por favor llámame.

¿Necesitamos? ¿Pero que habría pasado? Miró su celular unos segundos y luego lo dejó en su tocador. Luego lo tomó de nuevo. Lo volvió a dejar en la mesa.

-Ya no tienes que ver nada con ellos- se trató de convencer a sí misma y se quitó la toalla del pelo para peinarse.

-¡Señorita Dulce!- le gritó Marta desde el otro lado de la puerta.

Ella le bajó a su parlante y dejó de pintarse las uñas de los pies mientras escuchaba el discurso de un economista inglés acerca de la inflación y las crisis. Materia para el exámen del martes.

-¿Qué?-.

-Tiene visitas- contestaron al otro lado.

Marta era la encargada de venir los sábados y miércoles para limpiar la casa.

-¡Si son los de la Uni déjelos pasar señora Marta!-.

La mujer abrió la puerta de su pieza.

-Es que no son de su universidad. Nunca los había visto por aquí- argumentó.

-¿Y quiénes son?- preguntó con curiosidad.

-No lo sé-.

-Pero descríbamelos- pidió.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ