Capítulo 22: Houston, tenemos un problema

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Habían quedado de verse al día siguiente en la cafetería en la cual trabajaba Christopher. Dulce se sentía más que emocionada con todo lo que estaba sucediendo.

Los cuatro se habían organizado de manera que se quedarían ese mismo lunes en la universidad hasta que cerraran y luego empapelarían dos salas. Una en donde Dulce debía de hacer la prueba -lo que facilitaba las cosas, pues no abrían las aulas de los exámenes hasta cinco minutos antes de la prueba para que no pudieran pegar ningún torpedo en ninguna parte, y así, no sacarían los posters antes de que todos los vieran- y otra en el aula magna. También esta se mantenía cerrada hasta cuando la necesitaban para grandes charlas y no sabía si era un signo de una divinidad. Pero justo la ocuparían ese mismo día para poder mostrar las nuevas herramientas de educación que facilitaba el establecimiento ¡Con el director del lugar presente!

Dulce estaba segura de que iba a quedar la crema. Pero había leído la información acerca de lo sucedido y encontraba que debía de hacer eso como mínimo. Tanta mentira no podía quedar en las penumbras.

Se habían dividido en dos. Pues no se podían dar el lujo de pasar de una sala a otra sin pasar desapercibidos por las cámaras y lo habían hecho al azar. 

Por lo menos en las parejas que habían hecho al azar le tocó Francisco. Tendría que estar por lo menos doce horas o más incluso con él y aunque no lo conocía mucho, se repetía a si misma que sería mejor que tener a Christophe de pareja por toda la noche.

Llevarían todos los materiales en una mochila cada uno. Así que ese día Dulce debía andar con un bolso más grande que el común y pesaba como el triple. Pues además de lo que iban a ocupar debía de llevar un cambio de ropa. Para que nadie levantara sospechas.

Saldrían de las salas a eso de las nueve porque a esa hora la universidad estaba llena de alumnos por los pasillos. Y no habría problemas. Pues su prueba era a las diez. Al igual que la charla.

¿Y cómo saldrían o entrarían? Esos tres sabían cómo abrir puertas con tarjetas de crédito los muy desgraciados.

Dulce debía admitir que el plan estaba muy bien hecho.

A la mañana siguiente Dul se había levantado de lo más ansiosa. Ni siquiera había podido leer una página de algo para su exámen del martes. Trataría de repasar por lo menos en la noche.

-¿Estás lista?- preguntó Natalia tocándole la mano.

Dulce se sobresaltó y abrió los ojos ¿De alguna manera le había contado?

-¿Para qué?- preguntó temerosa.

-Para irnos a la última clase -sonrió mirando su reloj- Aún tenemos cinco minutos pero sabes cómo es el profesor-.

-Ah -suspiró más tranquila- si si -le dio el último sorbo a su té helado y camino junto a su amiga al aula de clases.

-¿Quieren ir a tomarse un café por ahí?- preguntó Julián abrazando a Dulce por los hombros y acercándola a el.

Ella lo miró con los ojos abiertos ¿Y ahora qué decía?

Ya habían salido de clases y había quedado a  esa hora verse con los chicos para comenzar a preparar las cosas.

-Lo siento querido, pero tenemos que estudiar para mañana- sonrió Irina salvando a Dulce.

-Un ratito pequeño ¿Qué les cuesta? Yo invito-.

Irina suspiró -Una hora-.

Ay Dios y ahora que hacia.

-Yo no puedo chicos- dijo Dulce mientras buscaba entre la multitud de la salida un VAZ rojo.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Where stories live. Discover now