Capítulo 68: Complejos de araña

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Dulce había hecho de todo para pasar el tiempo. Midió su pieza de muralla a muralla con sus pies, se pintó las uñas, trató de contar con cuantos papelitos estaba hecha la reconstrucción de la fotografía que le habían regalado hace apenas unas horas, hizo su firma miles de veces y trató de dibujar a Christopher... que sinceramente le había quedado más parecido a Barney.

Derrotada, no supo más que hacer para "distraerse" ¿Estudiar? Ni pensarlo. Así que decidió llamar a Octavia antes de que fuera demasiado tarde y se quedara sin uñas.

Pero había sido peor. Pues la había llamado dos veces y no le había contestado.

¿Se le había quedado el celular fuera de alcance y estaba en vibrar?

Frunció el ceño y tiró el aparatito a la cama. Ni dos segundos después su teléfono comenzó a sonar. Se tiró encima de él como si la llamada se fuera a escapar.

Octavia.

-Gracias Dios bendito seas-  besó su celular y contestó.

-¡Por fin!-.

-Lo siento... he dejado el celular cargando-.

-No te preocupes ¿Cómo va todo?-.

-¿Pues qué crees? Christopher está pintando de lo más feliz y nada malo ha pasado... han pasado como dos o tres personas. Pero nada fuera de lo normal o peligroso. Están bien-.

Dulce sintió como se le iba un peso de encima al escuchar eso.

-¿Les queda mucho?- preguntó mordiéndose el labio.

-No lo sé, pero al parecer si... ¡Mira incluso Pancho ya empezó a escribir sus nombres! Ahí dice ReVilla... Toph y... ay creo que esta escribiendo el suyo pero no te...-.

-¡No, no, no, no, no!- escuchó detrás de la voz de Octavia. Era Lúa.

-¿Qué pasa?- preguntó Dulce al ver como el relato de su amiga se había cortado.

-No inventes... -susurró Octavia todavía en el teléfono- llámalo de inmediato-.

¿Llamarlo?

-¿Qué está pasando Octavia?- insistió más seria.

Octavia alejó el teléfono para hablar con su novia.

Cámaras...

Christopher...

Problemas...

Fueron palabras que pudo retener de esa conversación.

Ay no, no, no, no. Su corazón comenzó a latir muy fuerte y la garganta se le secó.

-¡¡Octavia!!- gritó para que la chica le explicara lo que estaba pasando.

Pero lo único que recibió de respuesta fue una llamada finalizada.

Maldita sea.

Se pasó las manos por la cara con desesperación y tiró el celular al suelo. Quizás se había roto con la fuerza, pero poco le importaba.

-¡Yo sabía! ¡Yo sabía! ¡Yo sabía!- dijo mientras desordenaba su cama... las sábanas, los cojines, el maldito colchón de plumas.

Todo estaba perdido. Lo habían atrapado.

-¡Maldito seas Christopher! Te dije que no hicieras- gritó furiosa, desesperada.

Pero no iba a dejar que las cosas se quedaran así. Sin pensar muy bien las cosas salió a buscarlo a una maldita estación de policía.

Quizás todavía había tiempo. Quizás todavía se podía hacer algo. Las primeras veinticuatro horas eran las más importantes. Había visto todos los tipos de La Ley y El Orden para tener esa certeza. Quizás debería haber estudiado para ser abogada.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Where stories live. Discover now