Capítulo 64: Sobre mis pies

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Dulce entró a su habitación para tirarse en su cama como un saco de papas. Había sido un día demasiado cansador.

¿Desde cuándo la universidad era tan... monótona? Ni las clases que le habían tocado le gustaban. No había anotado absolutamente nada y tampoco prestado mucha atención. Solo había esperado que la última hora terminara. Y la espera se le había hecho eterna.

Natalia le había dicho que la causa era el verano, a ella siempre le pasaba lo mismo. Costaba volver a la realidad luego de unas enormes vacaciones... pero a diferencia de su amiga, a Dulce nunca le había pasado. Ahora sentía una especie de vacío... quizás ese extraño sentimiento pasaría luego de entender que las vacaciones ya habían terminado. O eso esperaba.

Dobló su cabeza hacia su pared con Christopher. Si, así le había puesto. Analizó el cuadro que había hecho y su alrededor. Ya no estaba solo. Pequeños dibujos, stencils, y bocetos que no se habían concretado todavía, lo rodeaban. Hasta ella había hecho un pequeño corazón negro con lápices Posca.

Amaba hasta el hueso cada uno de ellos. Eran como su historia dibujada.

El que más le gustaba era un pequeño dibujo de unos pies. Los pies de ambos. Un día Christopher se había burlado porque se había puesto de puntillas para alcanzar algo que él había dejado en su propia cabeza y la chica aún así, no podía alcanzarlo. Al día siguiente había amanecido con ese dibujo ¿Cómo era que las cosas tan cotidianas podían parecer tan maravillosas?

Rodó sobre la cama para quedar boca arriba y con un alivio que había esperado todo el día, se desabrochó el botón del pantalón. Había engordado. Lo sabía porque ahora tenía que aguantar la respiración para ponerse sus jeans ¿Pero cómo no hacerlo si Christopher trabajaba en una cafetería? Era imposible no pedir algo cada vez que iba para allá. Además Alexandra siempre la llenaba de pasteles ¡Maldito azúcar! Tendría que hacer algo.

Nuevamente se puso de boca en la cama y suspiró. Tenía que leer unos textos y no tenía nada de ganas.

Un silbido se escuchó desde atrás de ella.

-¿Sabes lo qué me prende encontrarte así?-.

Una sonrisa inmediata se formó en los labios de la chica. De repente el sueño y la flojera desaparecieron de su cuerpo dando paso a la emoción.

Sintió un peso al lado derecho de la cama. Christopher se había tirado al lado de ella. La chica rodó para quedar boca arriba nuevamente. Sus caras se encontraron. A solo pocos centímetros.

El puso su mano en su vientre bajo, notando el botón desabrochado.

-Y dispuesta... me gusta cómo está yendo esto- bromeó bajando su mano con intención de adentrarse en sus bragas.

-¡Hey! -le agarró la mano y la puso en su cara- ¿Ningún beso primero?-.

-Mmmm -dijo tocando sus labios- y exigente. Me encanta-.

El sonido del celular de Dulce los sacó del juego que estaban empezando. La chica abrió los ojos al ver el nombre de la persona que la estaba llamando. Lo corto al instante. No era momento.

-¿Quién es Lorena?- preguntó Christopher con curiosidad.

-Una compañera de universidad- mintió con rapidez. Bueno, no del todo, la existencia de Lorena era cierta.

-¿Y por qué le cortaste y nunca me has contado de ella?-.

-No te he contado por la misma razón por la cual le corte; es exasperante-.

Esa tampoco era una mentira.

-¿En qué sentido?-.

-Digamos que es de esas personas que siempre pasan de ti con total de tener o ser lo mejor-.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Where stories live. Discover now