Capítulo 41: ¿Ilusa o idiota?

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Christopher bajo las escaleras arreglándose la camisa mientras todavía sentía el olor de Dulce en su cuerpo. Dulce... una sonrisa se le asomo en los labios al recordar como la había dejado, acurrucada en las sábanas y murmurando cosas indescifrables.

Había sido una buena noche. Increíble. Todos esos días había pensando en  estar con ella de nuevo y cuando había llegado el momento el deseo se había apoderado de el. Era extraño. Todavía no podía entender que era lo que le sucedía cuando estaba con Dulce, pero tampoco se había dado el tiempo de hacerlo.

Al pasar por la cocina algo le llamó la atención. La mesa servida para dos. Que extraño. Supuso que no había nadie en casa o si no la propia Dulce le hubiera avisado. Por curiosidad entro hacía ella y la miro detenidamente, estaba helada y se notaba que nadie había probado ningún bocado. Y si... no, era imposible que ella hubiera hecho algo... era imposible, imposible. Seguramente sus padres se habían ido de urgencia antes de que el llegara y no habían alcanzado a comer, si debía de ser eso.

¿Había sido ella la ilusa o el el idiota? Esa era la pregunta que se había hecho Dulce todo el sábado. Ese mismo día había despertado sola y desnuda en la cama e inevitablemente sintió un vacío en su interior con una extrañeza y desconexión de su propio cuerpo.

Al ver los chupones que le había dejado Christopher no se sonrió a ella misma, como el lunes pasado, sino que se miro de pies a cabeza, desnuda frente al espejo ¿Era esa clase de mujer que emanaba alguna clase de señal que le gustaba el sexo sin sentimientos? Más bien se consideraba lo contrario... pero, ya no estaba segura de nada porque ¿Qué era lo que estaba haciendo exactamente? Estaba viéndose con Christopher y... ya.

¿Pero su vida sentimental?

Lo que estaba haciendo era algo que nunca había hecho pero que quizás podría intentar... porque sinceramente no quería alejarse de Christopher, todavía.

Su vida, su sonrisa, su historia, sus dibujos, su talento, su arrogancia, su idiotez y hasta las sensaciones que causaba en ella cuando la tocaba eran cosas que no quería alejar de su vida por el momento. Y tenía más que claro que si las dejaba en su vida esa necesidad se volvería mucho más intensa. Quizás debería dejar que todo fluyera, de a poco, porque el igual le debía de gustar un poco ¿No?

Quizás podría seguir de esa manera, dejando que las cosas fluyeran y que sin forzar nada se diera algo más de concreto.

No era un mal plan ¿Pero por qué su corazón le decía que todo eso no iba a funcionar?

Al bajar las escaleras llego hacía la cocina donde la comida que con tanto esfuerzo y fracaso había hecho seguía intacta. Con pocas ganas la boto en el basurero y... pensó en volver a poner el vino en la botella, pero dada la confusa situación era mejor tomárselo. Era de esos días en los que tenía ganas de estar en pijama, ver películas de poca profundización para no pensar y comer lo que más podía.

Que panorama. Pero era lo que necesitaba.


Ya era lunes y Christopher no le había hablado. Ni un mísero mensaje. Estaba más que enojada. Y desacreditaba lo pensado el sábado, ese día estaba segura de que el gustaba de ella aunque fuera un poco, lo suficiente para que en el futuro se dejara crecer algo más. Pero si no era así...

¿Acaso solo la que quería para tener un hoyo donde meterla?

Una vocecita en su cabeza le dijo que si, que si fuera diferente por lo menos le hubiera mandado un simple hola y preguntado cómo estaba.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora