Capítulo 26: No pienses en eso

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Dulce agarró con fuerza el cuello de Christopher y se olvido que estaba alrededor de basura. Y que su alrededor olía a podrido. Y que quizás tendría que botar su ropa luego de esta noche.

En todo lo que se centró fue en la lengua de Christopher y las maravillas que hacia dentro de su boca. Junto con la suya. Sin saberlo había esperado demasiado para este momento. Lo sabía porque su cuerpo así lo demostraba. Respondía a cada tacto con un ansía casi desesperada.

Cuando ninguno de los dos pudo aguantar más el aire se tuvieron que separar. Pero sin antes de que Dulce le mordiera el labio como queriendo dejar un recordatorio de sus labios en el.

Solo se escuchaban sus respiraciones agitadas. Pero ella había quedado con ganas de más. De querer seguir besando sus labios.

-Creo... -si decía que había sido un error Dulce se juro que se mataba- creo que deberíamos salir de aquí-.

-Ah si -Dulce se acordó en donde estaban y el olor volvió a sus narices- ¿Tú crees que ya se fueron?- preguntó con la respiración agitada.

-Si- le miró los labios y se pasó la lengua por los suyos. Dulce pensó que iba a besarla de nuevo y estuvo a punto de cerrar los ojos. Pero el negó con la cabeza y se levantó de encima de ella.

Abrió la puerta del basurero y salió de un salto. Luego se asomó nuevamente al y le tendió una mano a Dulce.

-Dame las mochilas-.

Ella asintió y le fue pasando una a una los bolsos azules.

-Ahora tu mano- el la agarro con fuerza y la ayudo a salir de ahí.

Dulce se sacudió un poco y miró a Christopher ¿Y ahora qué? Le hubiera querido preguntar. Pero fue como si su lengua se la hubieran comido los ratones ¿Qué se suponía que debía de hacer?

En la oscuridad del basurero había sido mucho más valiente. Pero ahora frente a frente... casi había sido platónico lo que había sucedido. Irreal

-¿Vamos?- la sacó de su ensoñamiento.

-¿A dónde?- preguntó con los ojos abiertos.

-A tu... -tosió- casa-.

-¿Qué? ¿Por qué quieres ir a mi casa?- preguntó nuevamente con voz aguda.

Un beso y ¿Ya? Osea... ¿Dulce y él en su...

-Porque tengo mis cosas allá- justificó.

-Ah -Dulce puso cara de entendimiento y se rió para relajar los músculos que habían estado tensos. Ella había tergiversado todo- esa mi casa-.

-Si...- dijo Christopher incómodo por no entender de qué se reía.

-¿Nos vamos en taxi?-.

-Pidamos... uno allá- apuntó a la avenida principal.

¡Dios que incómodo! Todo el camino estuvieron en silencio. El taxista con su cara de disgusto tampoco ayudaba ya que abría y cerraba la ventana todo el momento. Si, sabían que apestaban pero no era necesario mostrarlo y hacerlo tan poco evidente. Además ¿Qué se supone que iban a hablar entre ellos? Ambos se habían dejado llevar y ahora... nada. Era como si la luz los hubiera callado y lo único que quería Dulce era... ¡saber que pesaba Christopher por Dios! Lo miraba y lo miraba pero no podía descifrar que era lo que estaba pensando con el ceño fruncido y su mano sobre la mejilla. Parecía preocupad. Y ella, perseguida, juraba que era porque lo del beso había sido un error.

Pero para ella... desde que había pensado que Christopher estaba pidiendo que fueran a su casa para tener sexo no podía sacarse esa idea de la cabeza. Se removió en el asiento incomoda y sacudió su cabeza ¿Es qué nunca iban a llegar?

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora