Capítulo 75: Tú

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Un día antes...

Entró lentamente hacia la estación de policía con confianza. Estaba disfrutando el momento. Saboreando la gloria.

Había tenido que ir a cuatro estaciones de policía. Al parecer, nadie sabía dónde trabajaba Luis Garrido, excepto uno de la última estación que lo había llevado a esta. Y con toda la información que había recolectado, él era lo que estaba buscando para ponerle fin a todo esto.

Primero había sido lo que Irina le había contado ¿Cuánto se había demorado en caer de nuevo en sus redes? ¿Una? ¿Dos semanas? Sabía que si la ignoraba ella volvería consigo. Y lo hizo. Es extraño como con la necesidad los papeles se dan vuelta ¿No?

-No estoy segura que Christopher sea profesor de pintura ¿Sabes?- le había comentado Irina un día cuando se encontraron en secreto a las afueras de la universidad.

Nadie tenía que saber que habían vuelto.

El miró en la misma dirección de la chica y pudo ver como Christopher hacía una mueca y Dulce se reía a carcajadas por ella. Luego le dio un beso y sintió como la garganta se le apretaba.

Rabia.

-¿Ah si?- preguntó simulando poco interés.

Debía tomar sus precauciones con respecto a Dulce después de lo de la playa. Pero él era un hombre de palabra. Y el me la vas a pagar era más real que nunca. Aunque no sabía que hacer; todavía.

-La otra vez escuché que Natalia no le creía. Y si ella no le cree significa que es cierto. Sabes que ella no se da cuenta de las cosas hasta que las tiene en frente suyo. No ata cabos especulativos... solo lo ve y reproduce-.

-¿Y qué crees que haga?-.

-No lo sé, pero va ¿Qué importa no?-.

Él sonrió falsamente y la agarró de la cintura.

-Si ¿Qué importa?- zanjó de mala gana dándole un beso en los labios.

Días después había tenido la necesidad de seguir a Dulce. Luego de la escena que le había hecho en el almuerzo necesitaba un poco más de ella. Le hubiera gustado que se enojara con el, que lo empujara ¡Algo de acción por todos los cielos! Pero nada. Eso lo había dejado con ganas de su presencia. Además, tenía el presentimiento de que si la seguía se podía enterar de que trabajaba Christopher... y algo en su interior le dijo que podría aprovecharse de eso.

Y vaya que no se equivocaba.

Finalmente había llegado a una sección de apartamentos pequeños ¿Qué hacia Dulce ahí? ¿No será que ese imbécil vive en esta pocilga?

La chica entró a los departamentos y diez minutos después bajó con velocidad.

Estaba enojada. Oh. Esto se iba a poner bueno.  Salió del auto y se posicionó detrás de los arbustos que dividían los estacionamientos.

-¡Dulce!- la llamó Christopher.

Se acercó un poco más para escuchar mejor.

-¡Que no quiero verte dije!- gritó Dulce.

Se rió internamente. Esto sería jugoso.

-Se que estás enojada por lo que se hará pero quiero que entiendas que no es una locura-.

¿Qué cosa es una locura?

-Si lo es-.

-¿Sabes lo que me está pasando en estos momentos? ¿Lo sabes?-.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Where stories live. Discover now