Capítulo 51: Seamos intrusos

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-¡Adiós!- dijo Dulce pasando por la cocina.

-¡Adiós pequeña! Acuérdate de decirle Christopher que venga a cenar- le recordó Blanca.

-¡Si! -dijo su padre entrando a la cocina, llamado por el nombre de su yerno- ¡Dile que haré mi salsa!-.

Dulce rodó los ojos y esbozó una sonrisa. Toda la semana habían pedido lo mismo y Christopher se los había cumplido. Cada noche. Y cada noche sus padres se enamoraban más de el, Dulce realmente esperaba que algún día su padre escribiera un libro de poesía; Oda a Christopher o 100 razones de porque es tan genial.

Y aunque Dulce encontraba que tanta admiración era cierto incómoda debía de admitir que le gustaba que se llevará bien con sus padres.

Sobre todo cuando el les contó como se conoció con Dulce. Fue el mismo día que Luciano llegó de la playa -de eso cuatro días- y su madre decidió que era hora de destapar su bella historia de su primer encuentro. Bella ni que nada. Dulce se quedó callada sin saber si Christopher quería contar la verdad, pero se sorprendió cuando si lo hizo.

-La confundí con un hombre al principio- rió Chris al acordarse como se había tirado encima de ella.

Todos en la mesa rieron excepto la aludida. Se le habían olvidado todos esos detalles, su rasmillón en la mejilla, la confusión de su sexo, su pésimo prejuicio acerca de quién era ella. Le debía una disculpa.

-¿Así que pintas murallas?- preguntó Fernando.

-Efectivamente, pero todas tienen un detrás social-.

-¡Pero que chico más perfecto!- alabó su padre.

La reacción de sus padres la había sorprendido. Encontraban que lo que hacia Christopher era lo mejor del mundo. Su padre lo llamo... un justiciero de calle ¿Cómo hacia para darle en todos los puntos y ganarse el respeto de sus padres?

Todo lo que contaba Christopher Fernando lo encontraba único, espectacular y maravilloso. A Dulce se le había ocurrido que quizás si Chris le decía que vendía drogas, su padre le iba a pedir unírsele. Admiración nivel máximo.

Y cuando Blanca desvió la conversación para preguntarle a Luciano acerca de su exposición Dulce aprovechó el momento para debatir rencores olvidados en susurros.

-Me debes una disculpa- dijo Dulce.

-¿Por qué? -preguntó Christopher metiéndose un pedazo de pavo a la boca- ¿Por ser el favorito de tu padre?-.

-Me hiciste muchas cosas cuando nos conocimos-.

-Claro que te he hecho muchas cosas, pero todas han sido con tu consentimiento-.

-No me refiero a eso idiota -le pego por debajo de la mesa- me refiero a todas las veces que me trataste mal-.

-¿Cuándo?-.

¿En serio?

-¿Cuándo no? Querrás decir mejor-.

Christopher se quedó callado unos segundos -Pero no estoy arrepentido de nada-.

-Hey- le pegó nuevamente por debajo de la mesa.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Where stories live. Discover now