Toph

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Narrado por Christopher

Visualice a todos apoyados en el auto de Plus. Era el último en llegar, pues con Dulce me había demorado un poco más de lo esperado.

Una sonrisa se asomó en mis labios al acordarme de ella. Me la imaginaba perfectamente en su habitación caminando de un lado a otro, frunciendo el ceño. Al llegar le gastaría una broma con las arrugas ¡Dios! Amaba molestarla con eso.

Una semana antes había recorrido el lugar a cinco kilómetros a la redonda visualizando las cámaras de tránsito y las escondidas. Dulce se había quedado en la casa de Octavia para verme por las cámaras. Inteligente. Me había tomado todo el maldito día hacer esto. Estaba más lleno que lo que pensaba.

-Te veo por la esquina derecha... ahora desde el frente de la confitería, mierda Christopher, para de sacarme el dedo- decía Lúa por el celular.

Sonreí al oírla maldecir, no era algo que se escuchara mucho. Lúa era más bien callada, lo contrario a Octavia, pero era directa, sincera y precisa. Me había costado tragarla, pues era incómodo... digo, yo había sido el novio de su novia... pero Octavia se había esmerado en hacernos comer tres veces por semana hasta que nos conocimos bien y los prejuicios quedaron atrás.

Éramos un gracioso cuarteto. Mi sonrisa se borró al acordarme de Pablo. No, no lo éramos porque estábamos cerca de un ladrón y manipulador.

-¿Dónde estás Christopher?- preguntó Lúa sacándome de mis pensamientos.

Miré para arriba, el sol me hizo arrugar el ceño.

-Estoy al medio de la calle-.

-Hemos encontrado un punto ciego-.

Sonreí y camine unos pasos -¿Sigo sin verme?-.

-Si-.

A un par de metros había un callejón estrecho, pero en el que cabría perfectamente un auto. Corrí rápidamente hacia ese lugar.

-¿Me viste?- preguntó nuevamente.

-No-.

-Pues... creo que lo hemos encontrado-.

-Genial -sonrío Pancho- estamos todos-.

-Lo siento por la demora- me disculpé.

-No te preocupes, Michi acaba de llegar-.

Miré a la única mujer entre nosotros y asentí. Pelo negro hasta la barbilla, su, al parecer, típico collar y demasiado delineador de ojos bajo sus pestañas. Era la cuarta vez que la veía y ya no me la podía imaginar sin esa caracterización.

-Les dije que tenía que hacer mi ritual-.

Definitivamente no quería saber que clase de ritual era ese.

Oscar me había dicho que era astuta y talentosa. La mejor de su clase de arte en la universidad. Sinceramente no había confiado en su juicio hasta que Pancho lo apoyó, diciendo que nuestro querido amigo no estaba coqueteando con ella.

¿Oscar sin querer intenciones con una chica? Eso era nuevo. Luego supe el por qué.

-¿Pueden decir por qué tanto misterio? ¿Dónde está el muerto?- preguntó cuando entró por la puerta de mi casa.

Dulce no pudo evitar abrir los ojos al verla. En esos momentos se veía un poco gótica, pero seguía siendo normal.

-No me dijiste que vendría una chica...- susurró en mi oído.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora