Capítulo 57: Cables a tierra

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Noche grande la abuela.

Dulce finalmente se sacó los tacos que la estaban matando hace horas y los tiró al suelo. Se sentó en la cama y respiro profundo.

Había peleado todo el tiempo con Christopher. Y si, discusiones pequeñas y sin sentido, diferentes a la que habían tenido antes de salir, mucho más densa. Pero habían sido discusiones finalmente.

Ambos no la habían pasado para nada bien. Además de que Irina no le había dirigido una palabra en toda la noche y Raúl... ¡Su sola presencia la incomodaba!

Se levanto con las fuerzas que le quedaban para ir al baño a desmaquillarse y lavarse los dientes. Luego sin contemplaciones se quitó el vestido, quedando solo en ropa interior y se metió en la cama. Descanso al fin.

Cerró los ojos por unos momentos y luego los abrió, al escuchar un cierre abrirse. Christopher estaba poniéndose una chaqueta ¿Una chaqueta? ¿Para que ponerse una chaqueta si no iría a ninguna parte?

-Christopher ¿No vienes a la cama?- preguntó.

El no respondió y solo escucho como la puerta se abría y se cerraba.

Dulce levantó la cabeza y vio que estaba sola en la habitación, pero la ropa de Christopher seguía en los estantes del armario.

Se recostó nuevamente y miró hacia el oscuro techo, con las olas reventando en la playa como sonido de fondo. Estaba harta, cansada y con un humor de perros.

Quería gritar y pegarle a todo el mundo. Se sentía traicionada, no querida, incómoda y para peor fea ¡Se había visto horrible con ese vestido! Cerró los ojos con fuerza cuando sintió que las lágrimas comenzaron a asomarse.

La guinda del pastel para un maravilloso día: Llorar sola en la cama.

¡Maldita sea! Parecían siglos desde que había llegado a la playa cuando solo habían sido horas.

Años desde la vez que se había reído de veras y días desde que había visto una sonrisa de Christopher.

Se limpió las lágrimas de la cara antes de que empezara a sollozar de verdad y se obligó a cerrar los ojos. Pensar en azul. Y olvidarse de todo.

Con suavidad Christopher abrió la puerta de la habitación. Dejó el bolso negro con las pocas latas de pintura que había llevado y se apoyó en la pared para ver cómo el cielo ya estaba más claro.

Se encontraba muy agotado y lo único que quería era estirar los pies.

Había querido salir a pensar y desquitarse ¿Y qué mejor manera de hacerlo que a la suya? Haciendo lo que más le gustaba.

Se quitó toda la ropa y la tiró al suelo. Se quedó solo con los calzoncillos y se metió en la cama.

No había sido un buen día para nada y las dudas no dejaban de llenar su cabeza. Estaba furioso con Dulce por su extraño y anormal comportamiento. Confundido porque en cierta parte pensaba que ella estaba dudando acerca de su relación y cansado por el inmenso ajetreo que había hecho en estas últimas horas. Miró al techo y aunque estaba muerto de sueño, la incomodidad no lo dejaba cerrar los ojos.

Sintió como el cuerpo que estaba al lado suyo lanzó un ronquido fuerte. Inevitablemente lanzó una sonrisa, si Dulce supiera que roncaba por las noches de seguro se lo negaría y se pondría roja.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें