Capítulo 58: Todo vuelve

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Christopher la miró dejando los cubiertos que había tomado animosamente en la mesa. No esperaba encontrársela ahí para nada. Puso su ceño fruncido y se cruzó de brazos.

La chica agarró su bolso con fuerza y se mojo los labios, levantó un pie para dar un paso pero luego se arrepintió.

-Yo...- empezó, pero luego calló al escuchar como la puerta de la cocina se abría.

El repiqueteo de los pasos de la señora fue lo único que se escuchaba en toda la incómoda escena. Traía una canasta con pequeños panes calientes que destacaban por su exquisito olor. Los ojos de Dulce se fueron directamente a ellos y se pasó la lengua por los labios. No había comido en todo el día.

La señora la miró con una sonrisa.

-Ven cariño, de seguro debes tener hambre- habló con voz dulce.

Dulce la miró con los ojos abiertos ¿En serio le estaba ofreciendo comida sin siquiera saber quién era?

-¿Me está hablando a mí?- preguntó sorprendida.

-¡Claro! Puedo distinguir cuando una persona tiene hambre a kilómetros, Manolo siempre pone la misma cara al llegar a casa. Siéntate aquí que te traigo de inmediato -sacó una pequeña silla y la puso al frente del puesto de Christopher- ¿Eres amiga de este muchachito no es así?-.

-Depende de qué estado de animo tenga en realidad- respondió Christopher.

-¿Qué?- preguntó la señora un poco confusa.

-Me llamó Dulce- sonrió la muchacha tímidamente cambiando de tema.

-Que dulce nombre- bromeó la señora volviendo a la cocina.

Frente a frente Dulce sacó un panecillo del canasto para no mirarlo y comenzó a mordisquearlo.

-¿Qué pasa Dulce?-.

Ella se puso recta y miró a Chris bajando la barbilla.

-¿Nadie te escucha en la casa?- preguntó cruzando sus brazos.

Dulce frunció sus labios y dejo el pan en la mesa.

-Tenemos que hablar- dijo con cierta fuerza.

-Ah mira no me digas ¿De qué?- preguntó con inocencia fingida.

Dulce abrió la boca pero fueron interrumpidos nuevamente por la señora que venía con un plato caliente, silbando una de esas cancioncillas de treinta años atrás. Con una sonrisa puso la comida en frente de la muchacha.

-Buen provecho- dijo la señora.

Dulce abrió los ojos al ver al pescado muerto en su plato ¡Tenía hasta los ojos por todos los cielos! Miró el plato que tenía en frente ¿Cómo no se había dado cuenta de lo que había de comer primero? Ella no era mañosa, pero una cosa era comer cosas novedosas y otra muy diferente era comerse un pescado con cola y piel. Sintió como su estómago se revolvía.

-¿Algún problema pequeña amiga?- preguntó Christopher.

Dulce miró a la señora con una sonrisa sin dientes.

¡No corras sin mí! (Street Art) [EDITANDO]Where stories live. Discover now