4.

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—Honestamente, ¿qué esperabas encontrar aquí? —.



JangHyun se cruzó de brazos haciendo que la camiseta que le llegaba a la altura del ombligo se le descubriera para proporcionar una vista perfecta de aquella cintura que no presentaba ni un rastro de haber sido magullada en las últimas horas por los estragos del sexo.



—Lo entiendo. Sólo que prefiero recorrer un poco al menos esta noche —finalizó Hyukjae al ajustarse las zapatillas deportivas en un par de nudos—. Es un lugar enorme —continuó en vista de que no obtuvo respuesta por la otra parte. Fue hasta que levantó el rostro cuando notó que su amigo ya no decía nada porque su mal humor iba ascendiendo. Esto hizo que Hyuk suspirara siendo presa de una resignación que casi siempre cedía a los caprichos de su atractivo amigo—. Venga, Jannie —exclamó para suavizarle. Se levantó de la cama yendo hacia el más pequeño que, cruzado de brazos, no dejaba de darle una mirada recelosa—. Me uniré más tarde. Te lo prometo —



—A veces siento que estás aquí por obligación —.



—No —intervino a prisa el peliazul. Le sostuvo por las mejillas—. No digas eso. Me gusta. Pero trato de también disfrutarlo a mi manera. Nunca estuve en un crucero. Quiero aprovechar todo detalle. A mamá le encantará escuchar mis anécdotas de exploración, ¿no crees? —.



—No lo había pensado así —murmuró el otro haciendo que Hyuk percibiera ese aliento a cereza que caracterizaba al excéntrico muchacho—. De acuerdo, aunque te estaré esperando, ¿mh? —entrecerró los ojos.



Lee apretó sobre sus mejillas para reírse de ese semblante "serio" que no iba para nada con los modos enérgicos e infantiles que aquel conservaba.



Ambos abandonaron la habitación. Se despidieron al llegar al sitio donde JangHyun debía desviar en busca de la siguiente fiesta que le esperaba entre universitarios más grandes que él tan deliciosamente apetecibles para su lista. Esta noche la dedicaría a sus gustos excéntricos.



Nada de mujeres.



Sólo ansiaba conocer a alguien que pudiera cumplir sus expectativas para proporcionarle el mejor sexo del viaje. Claro que eso era mucho pedir, pero, considerando el optimismo de Jan resultaba evidente que siempre fuera con los ánimos a tope para conseguir lo que se le viniera en gana.



La mayoría de las veces salía triunfal.



Hyukjae, por su parte, guardaba dentro de sí una suerte de postura soñadora frente a la vida. Una a la que rara vez cedía tal como llevaba haciéndolo desde que se montó al navío.



Y es que las noches frente al mar le resultaban tan gozosamente exóticas como para dejarlas pasar por la inconsciencia de la embriaguez y el exceso.

Adagio [EunHae]Where stories live. Discover now