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Jannie durmió durante todo el trayecto en el avión. Usando su antifaz para conciliar el sueño y una cobija en la que no dudó en envolverse hasta acurrucarse en el cuerpo de Hyukjae.


Éste le acariciaba los cabellos sin dejar de mirar la pantalla del asiento frontal donde se dibujaba la ruta del aeroplano junto con la señalación de kilómetros, tiempo y pies de altura para garantizar una buena ubicación.


El ambiente estuvo más silencioso en cuanto las voces de los pasajeros entraron en reposo. El sonido del motor era lo único que se percibía y si acaso el murmullo leve de las aeromozas que pasaban por los costados de los asientos para ofrecer comida o bebidas a precios razonables.


El despegue del aeropuerto fue un frenético descargue de comentarios sobre las vacaciones junto con las despedidas melancólicas de los ex universitarios dado que, para la mayoría de los vacacionistas, era la conclusión de sus últimos años como estudiantes.


Era, sin lugar a duda, un viaje de despedida dirigido a la generación. Aunque eso no evitó que varios se colaran aprovechando las facilidades y descuentos en su mayoría patrocinados por el alma mater. Por eso no todo era tristeza.


Lee Hyukjae, a comparación de los demás, fue el único que se mantuvo consciente hasta el final. Sus ojos se quedaban en un punto fijo. Respiraba con pesadez y, sin darse cuenta por momentos, acariciaba el borde de cierto dije que seguía escondido sobre su chaqueta.


No había algo en lo que meditara con exactitud.


Había en su interior una revoltura de ideas y aspectos que se mezclaban como si lo tuvieran varado en una incomprensión de la continuidad de su vida.


Por un lado, regresaba a su cabeza la necesidad de concentrarse como si ese viaje no hubiese ocurrido. Ello con la intención de torturarse con la búsqueda del sitio más adecuado para sus prácticas estudiantiles.


Incluso Jannie tenía ya resuelto ese asunto.


Dejó pasar tanto.


Las oportunidades se le fueron.


Era imprescindible encontrar algo antes de que el tiempo se le viniera encima y tuviera que atrasarse por su desliz. No era cuestión de irresponsabilidad, por su puesto. Por esos días su madre enfermó tanto que las jornadas en el hospital se volvieron una constante. Entonces, los asuntos de la universidad se minimizaron en su cabeza.


Ahora el ambiente era distinto. Mamá se encontraba en mejores condiciones. Y él necesitaba desesperadamente un sitio para su servicio escolar reglamentario si no quería atrasar ciertas documentaciones.


Por otro lado, y esto todavía le provocaba mayores dolores de cabeza, apenas empezaba a calibrar su organizado ser entre opciones, nombres y números telefónicos que tenía grabados de hace tiempo, salvajemente se superponía en su cabeza la existencia de una persona que seguía increíblemente vívida entre sus recuerdos.


Sólo entonces Hyukjae se permitía cerrar los ojos.


Adagio [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora