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***Advertencia: si eres sensible con lecturas para adulto te recomiendo que evites este capítulo. Cabe aclarar que esto es mera ficción y entretenimiento. Fácilmente puedes decidir si continuar o no. Pero es bajo tu responsabilidad.***


Mintieron descaradamente.


En el fondo, ninguno estaba listo para separarse luego de una sola ronda. Calladamente visualizaban más que eso. Algo que los rebasara. Que les dejara secuelas y repercutiera en sus cuerpos como si, ante el primer tirón de músculos, pudiesen recordar de dónde veía el malestar para aceptarlo con una resignación acompañada de sonrisas desgastadas y nostálgicas.


Por supuesto, fue cuestión de llegar a la recámara de Lee Hyukjae para reconocerse entre besos, caricias y empujes que se dieron secuencialmente. La posible capa de precauciones y distancias se disipó con rapidez a medida que cedían al encuentro.


La efervescencia de la partida les respiraba sobre la superficie de la piel. Aunque, de momento, no quisieron hacer caso dado que sentirse y ser uno de forma corporal era lo que conducía el ritmo de sus arranques.


Hyukjae trozó desesperado la camiseta de seda de quien se le sentó en las piernas con suspiros y empujes de cadera continuos como vaivén marcado por un ritmo constante y gradual.


Atrás, adelante, el balanceo.


El pelinegro recordó por un momento el movimiento musical de los violines en aquella pieza que no podía sacarse de la cabeza aun dadas las circunstancias. Lo tumbó a la cama. Le quitó los pantalones para hundir con cierta desesperación el rostro entre el bulto que destacaba bajo la ropa.


Al tirar de la ropa interior lo engulló separando los labios inmediatamente. Relajó su garganta. Hizo que aquello llegara al fondo. Que le hiciera lagrimear en cuanto tocara la profundidad de su boca. Mientras tanto, DongHae no dejaba de encoger las piernas por cada que el chico en medio de ellas le succionaba ávidamente. Jadeó a viva voz. Sin contenerse. Sin barreras en medio. Sin posibles muros que les hicieran bloquear las sensaciones y emociones que afloraban en aquel lugar.


Caliente.


Casi afrodisiaco.


Pero también un tanto lamentable.


—A-ahí... Hyukjae —gimió el rubio arqueando la espalda casi hasta ver el inicio de la cabecera de la cama. Y es que el ya nombrado además de subir y bajar por toda su extensión no dudó en meterle dos dedos que empezaron a martillarle con ímpetu. Aunque también, al estar dentro, trataba de doblarlos sutilmente como queriendo dar en el punto exacto para hacerle retorcerse. Que gimiera su nombre hasta que la garganta le sangrara. Que llegara a oídos de todo aquel a quien se le ocurriera posarse fuera de la habitación.


"No dejaré que me olvides tan fácilmente", pensó el egoísta universitario que no estuvo conforme hasta que el otro se corrió entre sus labios. Tragó sin pensarlo.


Vaya forma tan romántica de llevarse una parte del violinista en sus adentros.


Adagio [EunHae]Where stories live. Discover now