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El dolor en el pecho nunca desapareció.


A pesar de que se las ingenió perfectamente para que Jannie olvidara la situación alegando que DongWook malinterpretó su relación con Emma y que por eso pretendía reclamarle.


Dijo que la intención del hombre era defender la integridad de Lee DongHae. Y por eso le reclamó.


La salida no era del todo una mentira. Si acaso era una verdad invertida. Pero eso no tenía por qué saberlo Ong.


Por suerte, el castaño olvidó la dirección que DongWook mencionó en su momento. Aunque sí preguntó por ello. Hyuk alegó sobre la falta de cordura en el hombre. Jannie no tuvo problema en creerle. Cualquier cosa que viniera de su amigo la tomaría sin indagar excesivamente. Eso le ayudó al pelinegro.


Aunque pensaba mucho en cómo continuaba ocultando cosas y mintiendo bastante. ¿Seguiría de esa forma? ¿Tendría la fuerza suficiente para mentirle todavía más a sus seres queridos? ¿Se quebraría su teatro en algún momento?


Hablar de prudencias era lo que menos importaba en ese momento.


Hyukjae estaba de un humor que ni él mismo se toleraba. Por ello tuvo que refugiarse en su habitación enfatizando sobre una prueba de suma importancia en la que necesitaba estudiar.


Realmente no hizo nada. Nueva mentira.


Eso sí, se acabó una cajetilla entera de cigarrillos.


Daba vueltas por la habitación.


Se estrujaba la cabeza con ambas manos y cedía al delirio.


Usando nada más sus pantalones deportivos se tiraba a la cama cuando más agotado se sentía. Cerraba los ojos por varios minutos. Maldecía en silencio.


Estaba como endemoniado.


¿Y si era cierto?


¿Y si DongHae era de verdad esa clase de persona?


Porque independientemente de lo que Emma dijo sobre los condones y las marcas en el cuerpo de su esposo, Hyuk aun albergaba la esperanza de que fuera una mentira. De que, en realidad, fuera la misma Emma quien le hiciera todo eso.


Sólo así podría controlar su enojo. Porque al menos sería justificable el que Lee DongHae tuviera sexo con su esposa.


Lamentable. Incluso conformarse con ello era poco digno.


—¡Mierda! —gruñó contra la almohada.


Luego la lanzó lo más lejos que pudo tirando la lámpara de su escritorio. Él se enderezó. Caminó hacia la ventana. La abrió por completo. Necesitaba aire. Necesitaba respirar antes de cometer una estupidez.

Adagio [EunHae]Where stories live. Discover now