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Las debilidades de una persona muchas veces son difíciles de enlistar cuando se lleva la intención de hacerlas evidentes o de querer pronunciarlas con una consciencia plena. Y no es hasta que se provoca naturalmente la cuestión vulnerable donde se conoce qué tanto puede afectar a determinada persona tal o cual situación.


Por lo dicho, Lee Hyukjae entendió que una de sus más grandes debilidades radicaba en el rostro acongojado de su mejor amigo que sabía bien cómo calmarlo para no dejarse llevar por los impulsos. Aun si sus métodos no fueran del todo intencionales.


Ciertamente, no funcionó la estrategia cuando Jannie lo sujetó para evitar que saliera corriendo al interior de la mansión con intenciones de borrar la sonrisa de dos sujetos que parecían no guardar ni una pisca de humanidad en su interior. Hyukjae estaba tan enardecido de coraje que poco faltó para empujar a las pocas personas que los vieron a la distancia armando un alboroto en el estacionamiento.


Sin embargo, fue hasta que JangHyun resbaló en el suelo que Hyuk entendió cuál era su prioridad en ese momento.


Lo levantó del suelo entre disculpas. ¿Por qué? No sabía con exactitud. Si acaso se disculpaba por haberlo dejado solo para que esos dos aprovecharan el molestarle a complacencia. O también por no haber considerado sus preocupaciones al querer detenerle. Quizá su disculpa estaba igualmente secundada por el resbalón que pudo dejar en Jannie algún raspón sobre las rodillas. Todo era una posibilidad en esos momentos.


Montados en el auto que el padre de Hyuk les prestó para moverse rumbo a la mansión Ong encontraron cierto consuelo en las canciones que se reproducían a través de la radio.


Eso ayudó a que la tensión minimizara.


Jannie no paró de lagrimear en silencio.


Hyukjae, por su lado, le tendía uno que otro pañuelo y aquel lo recibía a ciegas para limpiarse la nariz y las mejillas ligeramente húmedas.


"Seguramente está molesto...", pensó el pelinegro al detenerse en uno de los semáforos. Quiso mirarle para saber cuál era el estado actual de su ánimo. Pero JangHyun no tenía intención alguna de hacerle frente.


En primer lugar, porque temía que Hyuk le preguntara a qué se debía su llanto. Y, en segundo, porque seguía algo tenso por el desarrollo final de la noche.


Habría permanecido callado todo el camino de no ser porque reaccionó al ver los peculiares rumbos por donde andaban. Se enderezó sobre su asiento. Miró hacia Hyuk. No obtuvo explicación alguna sino hasta que se aclaró suavemente la garganta.


—Papá preguntó si podía ayudarle a instalar la calefacción de la sala. Será bastante rápido. Seguramente él ya avanzó lo suficiente —explicó Hyukjae manipulando el volante del auto—. Espero no te moleste. Prometo hacerlo rápido —.


JangHyun negó con premura. Su expresión se dulcificó de repente. Al menos su día no terminaría tan desagradable. Estaba seguro de que pasar un buen rato con los Lee le haría olvidar los infortunios de la celebración que sus propios padres le obsequiaron.

Adagio [EunHae]Where stories live. Discover now