89.

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La idea era comer primero. DongHae tenía plena seguridad de que Hyuk no probó bocado en todo el día dados los hechos que se desataron durante la mañana. Estaba angustiado, por supuesto. Así que quiso encargarse de mimar al pelinegro preparándole algo rico para comer con las cosas que había en el apartamento.


¿El problema? No fue soltado por los brazos del mimado universitario desde que llegó. El único receso que se le concedió fue para resignarse a ordenar comida a domicilio. El violinista tampoco buscó luchar u oponerse. Le embelesaba ese apego; que Hyuk fuera desinhibido en sus ambiciones al grado de imponer su voluntad haciéndole difícil al otro el pretender una distancia.


Así, sentados en el sillón, uno en cuclillas sobre el regazo del otro, hallaron la forma de complacer el hambre del estudiante por el calor corporal de su pareja. Es que incluso resultaba un disparate pedirle que se separaran. ¿Cómo? Si acababa de escuchar las únicas dos palabras que hicieron a su corazón equilibrarse y sentirse protegido.


Porque ese 'te amo' fue la balsa que lo sacó de la asfixia. De las profundidades de un océano de especulaciones que lo empujaban más y más fuerte hasta comprimirle el cuerpo y amoratarle la piel entera. Casi reventándole los ojos. Casi estallando su corazón.


Hyukjae precisaba embriagarse de la dicha que lo tenía envuelto. Ansiaba extraviarse en las caricias tiernas de Lee DongHae que le ayudaban a olvidarse de todo por un instante. Y a saber que, aún si recobrara consciencia y descubriera que la situación seguía exactamente igual a su alrededor, nada importaba siempre y cuando se tuvieran el uno al otro.


—Dejé que se calmara antes de irme —le dijo Hae al oído. Hyuk cerró los ojos en medio de tremenda aspiración sobre el cuello de éste—. Después de comer se quedó dormida por el medicamento. Me salí de inmediato. No sé ahora cómo se encuentre —.


—¿Estaba molesta contigo? —.


—No —.


—Entonces —puso distancia. Unos centímetros nada más para mirarse de frente. Pasó ambas manos por los muslos apretujados de DongHae por la tela de su pantalón. Las subió por el trasero y con los dedos alineó las curvas estéticas de una cintura que amaba sujetar en cualquier circunstancia que le fuera posible—. ¿No hubo algún reclamo? —.


—¿Qué tipo de reclamo? —musitó DongHae negando suavemente. No entendía aún el hilo de la curiosidad de Hyuk. Los ojos de éste se desviaron. Y hubieran podido escapar de la persecución de no ser porque el músico le tomó por las mejillas. Hizo que su cabeza se elevara para pedirle implícitamente que lo observara—. ¿Podrías decirme...? —pidió con tanta dulzura que aquel no consiguió mantener intacto su silencio. Tragó haciendo que el puente de su cuello se moviera.


A veces simplemente no sabía cómo reaccionar a los tratos de DongHae.


Eran tan diferentes a lo que al inicio tuvo de él.


Entre ese sujeto del barco y éste había diferencias abismales que lo dejaban pasmado y un tanto anhelante por conocer más a fondo. Veía en él la ternura y la calidez de quien tiene temor de hacer daño con sólo levantar la voz.

Adagio [EunHae]Where stories live. Discover now