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***Advertencia: si eres sensible con lecturas para adulto te recomiendo que no continúes leyendo. Cabe aclarar que esto es mera ficción y entretenimiento. Fácilmente puedes decidir si leer o no. Pero es bajo tu responsabilidad.***





Se desconocía a sí mismo.

Entre su inesperada elevación de efectos provocados por el alcohol le era posible ya fantasear con el reflejo de su propio cuerpo que, vigoroso, hurgaba en la intimidad de un alguien a quien apenas se encontró un par de veces durante los últimos días.

¿Qué tenía aquella persona para enardecerlo de esa aguda manera como si se tratara de un Hyukjae completamente nuevo a lo que él conocía?

¿O para llevarlo al extremo en el que recurría a actividades que desde hace buen tiempo atrás no realizaba ni tenía entre sus planes por mera precaución y prudencia?

¿JangHyun se sentiría orgulloso?

De verlo cediendo a las delicias del navío.

El placer de no cuestionarse.

La dicha de andar por rumbos inciertos. Extraños. Apetecibles. Monstruosos.

La lujuria de acostarse con desconocidos.

La belleza de apreciar la desnudez de seres exquisitos a los que olvidaría apenas terminara la noche.

No comprendía. Y, para ser honestos, Hyukjae tampoco estaba en posición de querer respuestas.

O de formularse reproches.

¿Por qué?

¿En qué momento?

¿Cómo ocurrió?

Nada.

Totalmente irrelevante someterse a interrogatorios personales y mentales para alguien que, desde hace buen rato, no paraba de martillar en las entrañas de un rubio al que le temblaban las piernas por cada vez que su acompañante le empujaba contra el cabecero de la cama.

Llegando a las profundidades de su ser.

Provocando intensas oleadas de calor que sofocaban al extraño al punto de hacerle mantener su boca abierta en un círculo perfecto en el que el pelinegro metía sus dedos por el mero gusto de humedecerlos en la lengua de un desconocido que, gustoso, le recibía con un estupor inaudito.

Luego, los guiaba hacia el pecho de quien le aprisionaba entre sus cavidades.

Le acariciaba las rosadas aureolas y las apretaba haciéndole temblar de vez en cuando por esa exploración que no se detuvo ni un segundo. A veces le acariciaba el resto del pecho. Le presionaba el abdomen o bajaba más allá entre su indagación anatómica.

Las envolturas de preservativos descansaban en el suelo junto con las mismas protecciones ya sucias por uso.

Gotitas de semen entre las sábanas.

Rastros de sudor que intercambiaban por cada que sus pieles se tocaban.

Cansados, sí. Pero no hartos.

Y cuando el universitario creía que estaba a nada de quedarse sin energías el simple hecho de bajar la mirada le hacía recuperar todo el apetito sexual que creía perder por el agotamiento físico.

Todo era culpa del protagonista de su momento de delirio.

En un amanecer próximo del que no quería preocuparse ahora.

Adagio [EunHae]Where stories live. Discover now