Adagio [EunHae]

54.

De tener un pronóstico más o menos agradable la comida fue cayendo en picada con el transcurrir del tiempo.

Emma volvió a los pocos minutos. Insistió que quedarse recostada en un momento tan dulce como aquel sería darle la espalda a sus invitados. Lo cual le parecía una total grosería.

Por suerte no fue necesario que estuviera pendiente de Logan. Éste halló un buen compañero de aventuras.

Entre tanto enredo mental que Hyuk traía en la cabeza y cientos de emociones provocándole altibajos él también disfrutó de un sitio seguro donde resguardarse para evitar más tropiezos.

JangHyun jugueteando con Logan en el pasto del jardín era de las cosas más bellas que jamás hubiese podido imaginar. Tal fue la sensación de comodidad y refugio que por varios minutos Hyuk ignoró la voz de los que permanecían en la mesa para concentrarse de lleno en ese par.

DongWook se notaba bastante allegado al padre de Emma. Tanto así que la familiaridad de ambos era para cuestionar sobre cuánto tiempo tendría que todos se conocían. Si DongHae y el otro chico habían discutido por algo de tiempo atrás o si simplemente no se toleraban por temas de amorío. Incluso le llevó a pensar al pelinegro qué grado de parentesco habría entre el nuevo invitado y Emma. No parecían de la misma sangre. Sin embargo, la confianza era destacable.

Ella gritoneó cuando vio al chico. Lo abrazó con fuerza y se le lanzó a los brazos sin mostrar algún tipo de calma en su desenfrenada demostración de cariño. DongHae sólo lo recibió con una sonrisa forzada. Y casi no hizo contacto visual.

Como sea, Hyukjae dejó de analizar comportamientos. Principalmente porque notó lo mucho que DongWook lo estuvo mirando todo el tiempo. También el rubio.

Para él, fue mucho más entretenido ver las caras graciosas que Jannie hacía por cada que Logan intentaba comunicarse. Para su sorpresa el castaño entendía casi todo. Lo cual no ocurría con respecto a Hyukjae.

¿Sería que se entendían porque estaban al mismo nivel en un curioso código de bebés?

Ong JangHyun se volvía un niño al lado del chiquillo con las mejillas repletas de pecas.

En cierto momento Jan se acercó a la mesa en busca de su piña colada. Corretear al niño, así como huir de él era muy agotador.

Pero en cuanto Logan lo volvió a enfocar luego de dejar de prestar atención a las florecillas del jardín, señaló la bebida de éste mientras hacía una expresión apesadumbrada.

—Agüita... —exclamó el bebé en medio de un salto pequeño para mostrar lo ansioso que estaba por probar.

—Oh... —Jannie entendió—. No, cariño, no puedes beber de esto. Te hará daño —.

En cuanto el diminuto ser hizo un mohín y apretó sus regordetas manos en puños los amigos voltearon a mirarse como si supieran lo cerca que estaban del seguro desastre.