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Antes de llegar al hotel le inquietó mucho que DongHae saliera en medio de la tormenta en busca de lo imprescindible para la curación. Le habría detenido de no ser porque obtuvo una advertencia por parte del rubio en caso de desobedecer. Aunque, independientemente de la petición, Hyukjae se sentía peculiarmente mañoso en ese momento.


Ver al otro preocupado por él, cuidando los detalles para hacerle sentir cómodo y teniendo la intención de aliviar sus heridas alimentó sus deseos por portarse algo descarado como nunca en el pasado.


¿Para qué negar lo evidente? Saberse asistido por el músico era una satisfacción de la que no sabía que podía gozar en algún momento de su vida.


Además, de forma inconsciente, cedió a comparar los hechos. La manera en la que era tratado por él, en la que lo tocaba, en la que lo miraba. Teniendo en su cabeza la aclaración anterior con respecto a la esposa del rubio y poniéndose un poco en una perspectiva analítica se daba cuenta de que los modos de ese hombre eran bastante peculiares dependiendo de su ambiente.


Mirándolo desde la cama Hyukjae desglosó grandes cavilaciones que guardó en sus adentros como valiosas joyas recién descubiertas.


La primera, que Lee DongHae era muy transparente en sus intenciones al estar con determinada persona. Ya sea con él o con Emma siempre dejaba entrever sus deseos más sinceros. Como aquella primera vez que se vieron en el museo. De no ser por los rechazos que el pelinegro le dio Hae se habría lanzado a abrazarlo sin importarle lo demás.


La segunda, los sentimientos que Hyuk guardaba hacia Emma seguían siendo complejos. Una parte de él sentía lástima de saber que era necesario para ella recurrir a un abuso de poder para cumplir sus caprichos. La otra, estaba asqueado. La detestaba. No sabía si tanto como para llegar al odio, pero la sensación de desprecio incrementaba sin que él consiguiera frenarla. Evidentemente desconocía todo el trasfondo de la conversación que escuchó en el auditorio. Sin embargo, no hacía falta ser tremendo analítico para entender que aquello era por completo una representación de injusticia y dominación.


La tercera, precisaba ofrecerle una disculpa a Lee DongHae. No sabía bien por qué motivo en específico. Si por los tratos, los desprecios, la desconfianza. O porque su corazón lo llamaba a pronunciar tales palabras para englobar un todo que incluso se salía de sus manos como si con ello consiguiera rellenar el vacío que le dejó la revelación de horas atrás.


Parecía que anhelaba disculparle por los horrores que otros le causaron en su momento. A pesar de no ser responsable de éstos.


Hyukjae continuaba en la postura de que la infidelidad en el matrimonio no tenía justificación alguna. Sin embargo, no aspiraba a minimizar los hechos. Porque, por primera vez desde que conoció al músico, sabía que le correspondía portarse empático para tratar de comprenderlo.


Aún dudaba si contarle a Hae sobre el grado de información que obtuvo descuidadamente. Esto sucedería a su paso. ¿Cuándo, dónde, cómo? No tenía ganas de preguntárselo en esos momentos.


El estudiante se hallaba inesperadamente tranquilo.


Adagio [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora