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***Advertencia: si eres sensible con lecturas para adulto te recomiendo que evites este capítulo. Cabe aclarar que esto es mera ficción y entretenimiento. Fácilmente puedes decidir si continuar o no. Pero es bajo tu responsabilidad.***



—Ya está... —DongHae limpió el extremo de la boca de Logan en la que aún se le notaban los restos de agua por su recién lograda tarea—. Hora de la inspección... —en seguida, con el bebé en brazos y mirando al espejo, el rubio dio una amplia sonrisa para que su dentadura quedara al descubierto en una expresión exagerada que primero avivó la risa de su hijo.


Posteriormente, Logan imitó el gesto.


—¡Limpios! —gritó éste al levantar sus bracitos. La risa de ambos formó un eco pronunciado por las esquinas del baño. Más aún por los hoyuelos resaltados del pequeño Lee que concluyeron con la inspección matutina previa a la jornada estudiantil.


—Bien hecho —exclamó el músico inclinándose a depositarle en el suelo no sin antes besarle la frente. Ni bien sus pies cortos tocaron la porcelana de la recámara blanca, Logan salió disparado hacia la cocina.


¡Obivia! —gritoneó el bebé en su desesperado intento por presumirle a la mujer de servicio lo bien que cepilló sus dientes antes de salir—. ¡Mía, Obivia! —.


Cuando DongHae llegó a la cocina después que el pelirojo niño Olivia lo tenía entre sus brazos con una sonrisa que fácilmente podría traspasarle los costados de las mejillas. Los bordes de sus ojos formaban arrugas cortas y constantes que, a pesar de todo, le daban un aspecto sumamente encantador y hogareño.


—Nos vemos en la tarde —intervino Lee; al mismo tiempo se colocaba el saco que iba a conjunto con sus pantalones oscuros y la camisa blanca. Ajustó las orillas de su cuello, también el centro de la corbata—. Si necesitas algo puedes avisarme. Lo traeré cuando salga del trabajo —se colgó la mochila de proporciones chicas sobre un hombro.


El contraste tenía mucho de cómico. O puede que también de atractivo. Lee DongHae usando un traje ajustado a su simetría y con un equipaje colorido que evidentemente no coordinaba con la elegancia de su cuerpo.


Puesto en una oficina se tornaría ridículo.


Puesto en las afueras del preescolar de Logan, más bien, orillaba a un desgaste a veces brusco de hormonas de origen materno.


—Que tenga un excelente día, señor —la mujer le entregó al niño. Dio una reverencia hacia ambos en la que el bebé respondió agitando su mano de dedos notablemente gorditos—. Prepararé crema de zanahoria. No estarán decepcionados esta vez —.


Se adelantó a abrirles la puerta. Por nada del mundo se perdería la oportunidad de escoltarlos a la salida.


La sonrisa de DongHae, por otro lado, interrumpió el trayecto. Deteniéndose en la entrada trató de transmitirle a la mujer de edad avanzada la confianza suficiente para arriesgarse en la cocina aún si los resultados no fueran del todo favorables.

Adagio [EunHae]Where stories live. Discover now