90.

173 31 7
                                    



—Jannie me dijo que fuiste a verlo —.


DongHae intentó abrir los ojos. Apenas si pudo separar uno de ellos. Lo talló y bostezó al mismo tiempo. A ciegas, formó un círculo con la boca para recibir el trozo de carne que Hyuk le ofreció queriendo que se alimentara.


Adormilado.


Fue tan difícil hacer que Hae saliera de la cama para cenar que Hyukjae tuvo que llevarlo cargando hacia la sala. Los dos sentados en el suelo. Con Hae metido entre las piernas de Hyuk y recostado sobre su pecho.


De no ser porque el pelinegro intentaba hacerle plática seguramente se quedaría dormido en cualquier momento.


De hecho, era divertido.


La salsa de los boneless manchó una orilla de los labios del dormilón hombre.


Quién lo diría, el músico reconocido que había dado los mejores y más excelsos conciertos en los teatros de Australia en ese momento usaba una camisa morada y holgada, tenía los labios manchados de salsa teriyaki, con sus ojos semiabiertos y las extremidades algo contraídas buscando acurrucarse contra cierto estudiante de universidad que se reía de él por el aspecto tan adorablemente lamentable en el que lo tenía.


—Ese niño —refunfuñó el rubio arrugando el puente de su nariz—. Le pedí que no te dijera nada —masticó con los ojos cerrados. En cualquier momento podría caer. Por ello, Hyukjae se las ingeniaba para besarle la mejilla o morderle el cuello según fuera necesario. Aunque también lo hacía por mero placer—. ¿Estuvo aquí? —.


—Antes de que llegaras —respondió el otro llevándose un buen pedazo de pollo a la boca. Estaba verdaderamente hambriento.


—¿Se reconciliaron al fin? —.


—No exactamente —Hae hizo un esfuerzo tremendo para que el sueño no se apoderara de él igual que antes. Masticaba perezosamente. Sólo al estirar la mano para tomar la bebida pudo espabilarse más que antes. Helada. El primer trago hizo que su ceño se frunciera. Luego, al depositar aquello en la mesita se acurrucó en la corporeidad de Hyuk—. Y la verdad dudo que pase —.


—¿Por qué? —el rubio intentó levantar la mirada para buscarle. Hyukjae le recibió no sólo con un beso, sino con la succión del labio inferior donde seguía manchado de salsa.


—Quiere que deje de verte —posteriormente los dos abultaron la boca al mismo tiempo. El chasquido de su beso pequeño les calentó el pecho. Y, curiosamente, la oración no tuvo efectos deprimentes en ninguno. Era solo una conversación acompañada por pollo, bebida y los besos pequeños de una pareja que, por primera vez, disfrutaba de la mutua compañía azucarada sin sentir la persecución a sus espaldas.


—He pensado —murmuró Hae consiguiendo quedar de costado. Recargado entre el pecho y el cuello de Hyuk. Aprovechando toda oportunidad para acariciar un pectoral desnudo de su chico—. ¿Crees que sienta algo por ti? Como un interés romántico —.

Adagio [EunHae]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ