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Lo que restó del fin de semana DongHae lo dedicó prácticamente a dormir. Claro que a Hyuk no le hacía mucha gracia verlo tantas horas metido en la cama sin fuerzas ni voluntad para levantarse. No obstante, creía que también era sensato respetar su dolor de esa manera. Manteniéndose más o menos al margen de la situación. Es decir, sin intervenir al grado de restarle importancia a su sentir, pero tampoco permitiendo que se fuera para abajo por completo. El balance estaba bien implementado.

Se quedaron en casa desde el día hasta la noche. Y ya que las provisiones para su estadía eran las más adecuadas no hubo necesidad de que alguno saliera a comprar comida o algo similar. El único motivo por el que Hyuk se decidía a importunar los descansos de su novio era para que pudiera comer en la cama o para ir juntos a la bañera a relajarse por buen rato. Después de que le ayudaba a secarse el cabello los dos se recostaban bajo las sábanas y sólo entonces DongHae volvía a sollozar silenciosamente. Más bien, tranquilo. Como si fuera necesario que su desahogo se presentara para darle el pase automático a su buen descanso.

Hyukjae la mayor parte del tiempo hablaba sin una interacción recíproca. Parecía que a Hae le habían arrebatado el alma. Entre perdido. Lejano. Como si no tuviera vida alguna y su cuerpo se moviera nada más por mera mecanicidad. Era preocupante. De eso no cabe duda. Sin embargo, el estudiante intentaba ser comprensivo. ¿Cómo exigirle a una persona que presenta claros signos de agotamiento incapaces de proporcionarle la fuerza para hablar, quejarse o siquiera sollozar?

Hyuk jamás lo soltó. Por mucho que doliera ver el vacío en su mirada no hubo en él la necesidad de rendirse. Porque además de que el músico lidiaba con los fuertes conflictos legales y emocionales que correspondían a su bebé estaba más que claro que su semblante perdido iba también de la mano con épocas pasadas. Donde DongHae, por compromiso y represión, nunca pudo desahogar los tormentos que cargaba en el fondo.

El hecho de dormir tantas horas, visto desde la perspectiva más positiva posible, se debía a que al fin se sentía seguro para cerrar los ojos sabiendo que nada ni nadie lo tocaría. Y que si bien existían las ocasiones en las que despertaba agitado pensando que todo el avance de su vida era nada más una ilusión y que Emma seguía dormida a su lado, casi de inmediato su ser se tranquilizaba porque era Hyuk el que lo sujetaba para hacerle ver que no tenía por qué atemorizarse. No mientras permanecieran juntos.

Entre la pasividad de sus descansos les llegó el domingo. Por suerte, Hyuk no estaba tan preocupado por volver a la rutina ya que, por falta de actividades, tenían un día libre en puerta que les dejaría descansar cómodamente durante el lunes. De todas formas, tomó la oportunidad de ver a Hae reposando para poder dedicarse a sus últimos deberes escolares. En vista de que no quería ser impertinente prefirió retirarse a la sala para trabajar en su ordenador portátil. Así, lo único que se veía entre la oscuridad de los sillones y el pasillo de esa zona era la luz que venía de su herramienta de trabajo. Y los sonidos más inmediatos emanaban de los tecleos apresurados para la anotación de sus conclusiones en el ensayo.

Aunque Hyukjae no fuese capaz de analizarlo era simplemente sorprendente cómo su cabeza tenía la suficiente concentración y fortaleza para salir adelante en todo. Atendiendo las preocupaciones de su novio, pero sin olvidarse de las propias. Viéndolo llorar sin quebrarse. Sujetándolo sin sentirse cansado.

Él era la balsa que los mantenía a flote.

Una pequeña y quizá algo indefensa.

Pero que, sin embargo, en esos momentos demostraba que resistía cualquier abatimiento.

—¿Hyuk? —escuchó cuando estaba ya ultimando los detalles de su escrito. Detuvo el movimiento fastuoso de sus dedos para alejar la mirada de la pantalla y observar a su costado.

Adagio [EunHae]Where stories live. Discover now