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La última de sus maletas fue arrojada sobre la cama. Al mismo tiempo Hyuk emitía un suspiro largo y pesado en el que parte de la espalda y la cabeza le dolía por tanto alboroto.


Al menos en ese sentido se aplaudía a sí mismo por sus hábitos cotidianos que le permitían mantener todo en el orden más adecuado para no perder tiempo antes de su partida.


Por lo dicho, volver a acomodar sus pertenencias de un mes en las mochilas negras no conllevó complejidad alguna considerando que en su cabeza recordaba perfectamente el sitio de cada objeto o prenda para repartirlas sin que un solo rincón quedara desperdiciado ni desaprovechado.


Era un fanático de los paseos dominicales. Y todo gracias a papá pues, cuando éste se encontraba de muy buen humor, de la nada sugería visitas a distintas zonas cercanas a la ciudad. Desde condominios rústicos pensados para relajar al cuerpo de tanto estrés urbano. Hasta las visitas inesperadas a las metrópolis de mayor congregación turística.


Tal vez por ello se nombraba tajantemente a sí mismo todo un experto en lo que respecta a traslados engorrosos o ligeros.


Nada comparado con los disparates de Ong JangHyun.


Haciendo cuentas, desde que se encontraron muy temprano por la mañana para acomodar sus respectivos equipajes, fue casi medio día tratando de darle un orden a las montañas de ropa del castaño mientras que, en lo referente a Hyukjae, requirió de unos minutos para dejar impecable la habitación donde pasó las últimas semanas.


Aunque también había que darle un poco de crédito al extravagante amigo de Lee. Con tantas petacas encima fue un milagro que no olvidara un par de zapatos o una de sus chaquetas. ¿Y cómo hacerlo? A pesar de su poca capacidad por ordenar sistemáticamente eso no significaba que dejara atrás sus llamativos conjuntos preparados para el crucero.


Así, al encontrarse para abandonar el lugar sabiendo que estaban cercanos a arribar en su destino fue inevitable que expresaran el descontento de volver a casa. Claro, cada quien a su manera.


JangHyun, que entre suspiros y muecas de nostalgia enfatizaba la pérdida, pensaba en lo mucho que tendría que pasar para volver a darse unas vacaciones como aquellas. En las que estuvo trabajando por tanto tiempo sin descansos para completar el monto adecuado de sus ingresos de lujo.


Hyuk, por otro lado, incomodándose por dentro al recordar lo que menos debía.


Un rostro. Un cuerpo. Una voz. Un aliento.


Su semblante, sin embargo, estaba impecable.


No quería ser presa de debilidades sin fundamento. Empezando porque JangHyun era bastante agudo para ciertas cosas. Y, en caso de descuidarse, lo tendría ya preguntando hasta el cansancio. Prefería omitir la melancolía.


Se acabó.


Sin ataduras. Sin saber más el uno del otro. Sin conocerse más allá de las sábanas. Sin lazos. Sin conexiones futuras. Sin promesas vacías. Sin cariños alimentados por el fervor del momento.

Adagio [EunHae]Where stories live. Discover now