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***Advertencia: si eres sensible con lecturas para adulto te recomiendo que evites este capítulo. Cabe aclarar que esto es mera ficción y entretenimiento. Fácilmente puedes decidir si continuar o no. Pero es bajo tu responsabilidad.***


La cama era bastante cómoda.


Tanto la real como la humana.


Recostado a lo largo del colchón Hyukjae permitió que DongHae se quedara dormido encima de él. Usaron la bata del rubio para cubrirse. Y mientras éste aspiraba a profundidad tras haber cedido al sueño después de varias secuencias de llanto sin palabras de por medio, Hyuk le acariciaba la espalda por debajo de la tela blanca y suave.


Los cabellos dorados del violinista rozaban la barbilla del otro.


El estudiante miraba al techo.


Aterrado, intimidado, dolido.


Ya no había iluminación alguna en la habitación. La puerta permanecía cerrada.


Ellos abrazados en la cama con una tranquilidad que poseían por primera vez en mucho tiempo.


Lee Hyukjae no quiso hacer ruido alguno para evitar que DongHae abriera los ojos. Parecía tan agotado. Dormía como un bebé. A veces emitía uno que otro sonidito de entre sus labios como si quisiera hablar, pero no le salieran las fuerzas para pronunciar con exactitud.


Ahora más que nunca el universitario luchaba contra corriente.


Y las cosas que antes no dudó en creer ni se planteó dos veces le hicieron ruido en esos momentos.


Las circunstancias en las que encontró a Lee DongHae dieron para mucho en su cabeza.


¿A quién debía creerle? ¿Quién era el inocente? ¿Quién tenía la culpa? ¿Quién mentía? ¿Quién decía la verdad?


DongHae se veía tan roto. Y, para colmo, Hyukjae se estaba rompiendo con él.


De reojo, miró a su costado. Los reflejos débiles del cristal y el objeto punzocortante le provocaron un ardor en el estómago. Apretó la quijada. Levantó su brazo. Con él se cubrió a la altura de los ojos cerrados mientras respiraba a profundidad para evitar deambular de más en lo que era demasiado evidente.


Tan urgido estaba en que DongHae se relajara que no le dio tiempo de deshacerse de todas esas cosas que los acompañaban en su reposo como una alerta parpadeante que le hacía experimentar tanto miedo como jamás en su corta vida.


Rodeó por completo la cadera de DongHae con el brazo contrario. Como si con ello pudiese evitar que algo o alguien lo arrancara de su lado.


Inhaló a profundidad. El shampoo del hombre sobre su cuerpo le invadió las fosas nasales. Intentó deshacerse de las inquietudes por un breve instante. Y disfrutar del calor natural de quien permanecía desnudo sobre él.

Adagio [EunHae]Место, где живут истории. Откройте их для себя