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Dos días después, Hyukjae siguió sin salir de casa salvo para las clases. Tampoco hizo el intento de contactar a DongHae. Éste, de igual manera, se mantuvo distante a pesar de lo mucho que deseó en su momento correr a donde el chico para contarle todo detalle de lo que descubrió en su visita al departamento de Jannie.


Casi al instante entendió que no era correcto. Hablar de ello también lo ponía en riesgo porque entonces, lo primero que debía relatarle eran las intenciones de su visita (enfocadas a avalar por él frente a su amigo). Requería explicar qué lo condujo a encontrarse con Ong y cuál fue el tema principal que reinó en su conversación.


DongHae, a pesar de ser el único incitador de los problemas que se presentaban de un tiempo a la fecha y quien, por lo tanto, se creía sin derecho de mostrarse débil dado su grado de culpa, empezaba a cansarse.


Jamás de Hyukjae. Sino de sí mismo. La debilidad se apoderó de él después de darse el tiempo de reflexionar en torno al estado en el que se encontraba el pelinegro. A su mente volvía la deformación de rasgos faciales de aquella noche. Lo triste y lo harto que el universitario parecía por el simple hecho de haberse entregado a él.


Si DongHae hubiera sabido que ese era el rumbo que los deparaba y, más importante todavía, que Hyuk terminaría de una forma tan deplorable probablemente habría evadido sus deseos por darse el gusto de disfrutar a nivel sexual.


Se hubiese contenido como por tantos años lo hizo para continuar el ciclo de su vida hasta el último día de su existencia relegado a la tediosa rutina. ¿Qué le costaba soportar? ¿Por qué llevarse consigo la suerte de una persona tan inocente como lo era Hyuk? Aún se lo preguntaba.


No obstante, regresaba a su pensamiento inicial que lo volvía un ser harto egoísta. No conocer a Hyukjae era peor que conocerlo dadas las circunstancias.


Así pues, el desapego fue ineludible. Ambas partes requerían su debido tiempo para saber qué rumbo era el que anhelaban en sus vidas. Si, por un lado, el cariño que los unía a pesar de las espinas que amenazaba el camino o, por el otro, una separación que a pesar de dolorosa se consideraba la moralmente correcta.


Alguien llamó al timbre.


El padre de Hyukjae se levantó con la taza de café recién preparada que despedía el aroma de la bebida que se colaba por todo rincón de la casa y amenizaba el ambiente sabatino. Mamá aún no bajaba. Seguía arriba arreglándose antes de ir a la cafetería en vista de que los fines de semana eran día de mayor demanda.


Hyukjae se ofreció a preparar el desayuno desde temprano.


Estaba aferrado a continuar con su rutina. A pesar de costarle la realización de sus actividades comunes trataba de refugiarse en los comportamientos cotidianos para evadir las señales de decaimiento frente a su familia pues eso daría mucho de qué hablar.


¿Qué podría declarar para que se comprendiera su vahído?


"Mamá, papá, ¿sabían que duele mucho querer a una persona casada?"


Irracional el planteamiento. Tanto que Hyuk sonrió burdamente hacia el sartén. Quizá no consideraba el instinto paterno/materno en su estrategia. La ausencia de Jannie en los últimos días bastaba para que los padres del pelinegro comprendieran que algo no iba por buen camino. Pero respetaron todo. Silencios, evasiones, distracciones. No sólo por parte de su hijo sino del propio chico Ong que trabajaba para ellos.

Adagio [EunHae]Where stories live. Discover now