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Llámese o no un privilegio, el par de amigos entendió que el evento no sólo conllevaba el reconocimiento de cierta orquesta que prestaba sus servicios para proporcionar una digna despedida, sino que también funcionaba como pretexto para las necesidades competitivas de los invitados.


Es decir, bastaron unos minutos para estimar que aquel círculo de espectadores segregacionistas se preocupaba más por la vestimenta del evento que por la apreciación del acto.


Por ello, el par de amigos trató de mantenerse al margen de los cotilleos previos a la presentación dado que éstos cobraron una importancia peculiar en la que no faltaron los encontrones narcisistas y presuntuosos de los hablantes.


Es un tanto incómodo pensar que una parte significativa de la gente que gusta del Arte sea también la que más ignorancia revela en sus descarados argumentos relacionados con la importancia que se autoproclaman por el simple hecho de presenciar una obra de ese nivel.


Son los mismos que defienden la jerarquía de intelectualidad en donde la prepotencia y el egocentrismo revelan que no todos son "aptos" para valorar ciertas manifestaciones artísticas.


Disparates.


Inmadurez disfrazada de soberbia.


Además de ello, los juicios a priori fueron una constante.


Sobre si la cita estaba programada a una hora adecuada.


Sobre los cambios climáticos.


Sobre la economía y los conflictos políticos.


Incluso sobre las atenciones recibidas por quienes organizaron aquella peculiar despedida que cerraría definitivamente con las actividades del crucero.


Todo ello fue específicamente notado por JangHyun. El atractivo chico que estuvo recibiendo una que otra mirada curiosa (por no decir 'despectiva') gracias a la inusual vestimenta con la que se decidió a formar parte de la algarabía.


Metido entre sus pantalones oscuros y ajustados. Usando un saco sport negro que, no obstante, llevaba debajo un crop top de color vino con piedrecillas de bisutería plateada adornándole estratégicamente el pecho. Mientras en el cuello le adornaba una pequeña cadena adherida a la piel que, curiosamente, resaltaba de una forma maravillosa su maquillaje soberbio y algo cargado.


Desde el inicio imaginó que al ser un performance con tintes algo aseñorados tendría la mala suerte de lidiar con miradas costumbristas y asustadas de las personas de edad avanzada que luchaban con un conflicto interno tan solo con verlo. Porque, si bien no congeniaban con la idea de visualizar a un muchachito en esas condiciones, era un hecho que poseía un atractivo sumamente destacable por donde sea que caminara.


Debido a ello más de uno siguió a aquel cuerpecito frágil que se sentó en las filas más cercanas al escenario. Dejando rastro como si fuera una atracción adicional al espectáculo.

Adagio [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora