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***Advertencia: si eres sensible con lecturas para adulto te recomiendo que evites este capítulo. Cabe aclarar que esto es mera ficción y entretenimiento. Fácilmente puedes decidir si continuar o no. Pero es bajo tu responsabilidad.***


De manera gradual la sensación de agobio fue desapareciendo. Dio como resultado el aspecto todavía más maltratado de una chica a la que no le importó arruinar la leve presencia del maquillaje entre sus ojos con tal de desahogarse.


A pesar de que inicialmente Emma no parecía tan contenta de asistir a la reunión hubo una notable diferencia entre su llegada a la fiesta y su comportamiento actual aferrado a un Hyukjae que le acariciaba la zona trasera de la cabeza mientras ella trataba de esconder su rostro en el cuello de éste.


Los sollozos se volvieron suspiros pausados.


La tensión se suavizó al menos en lo que respecta a la peliroja.


Emma no dijo nada. Y al parecer tampoco tenía ganas de hablar. Sin embargo, el silencio era lo primero que atormentaba a Hyukjae. ¿Y si alguien le hizo algo mientras estaba fuera? ¿Y si un tipo intentó propasarse con ella? Las ideas parecían no tener fin por lo que la poca iniciativa de la chica para hablar lo hacía sentirse ligeramente frustrado.


Aquella se separó primero. Eso sí, aspirando profundamente para encarar a la persona que le sirvió de paño de lágrimas frente a su infortunio.


—¿Quieres que te lleve a casa? —con el dorso de su mano Hyuk le retiró pequeños restos de lágrimas. Sus ojos se veían un tanto hinchados. Y la punta de su nariz estaba teñida de rojo. De no ser porque la situación parecía bastante seria como para bromear él estaría bromeando sobre su aspecto. Parecido al de un crío somnoliento y berrinchudo.


Emma negó mientras llevaba su atención al suelo. Evitaba a toda cosa hacerle frente al preocupado pelinegro.


Y éste, no sabía bien por qué, sentía que preguntar sobre el motivo de su llanto era pésima idea. Algo le detenía. Tal vez los recuerdos de precauciones pasadas. Como si en el interior supiera que su lugar era siempre el de un espectador. Silencioso, indiferente, servicial, pero limitado.


—Gracias... —dijo Emma metiendo las manos en los bolsillos de su abrigo rosado—. Por no preguntar —.


El viento llegó secundado por sus palabras. Y una leve oleada hizo que los cabellos de la extranjera se balancearan en ondas pequeñas. Los de Hyukjae se agitaron de forma que quedó una pequeña revoltura entre su mata azulada. Todo se dirigió por el costado. Mechones cortos le cubrían parte de la frente y se le enredaban dándole un aspecto peculiarmente encantador.


No pasaron ni dos minutos cuando ambos miraron detrás de Emma al ser alumbrados por una luz penetrante y cegadora que venía de un coche.


Hyukjae volvió su atención hacia el cuerpo de la chica. Ella se notaba tan agotada. No sólo por el cansancio del llanto. Había, de hecho, algo peculiar en su misma postura. Como si estuviera a un paso de desvanecerse. Sus ojos se mostravab pesados. De alguien que espera el momento de llegar a su cama para tirarse a dormir por muchas, muchas horas.

Adagio [EunHae]Where stories live. Discover now