CAPÍTULO 5: Tan lejos de casa (Final)

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Notó aire frío colándose entre las mantas. Rebulló, tratando con escasos resultados que el calor no escapara, y el sutil movimiento hizo que todo su cuerpo protestara. Le dolía todo. Apretó los ojos, sin contar con el ánimo suficiente como para abrirlos completamente en un primer momento, conformándose con vislumbrar a través de los ojos entornados la oscuridad de ... ¿La oscuridad de dónde? Parpadeó con fuerza, notando un enorme cansancio que, sin embargo, no podía permitirse el lujo de que la hiciera caer de nuevo en el sueño. Un cielo estrellado se perfiló arriba, así como la luz cambiante de un fuego a su derecha. Oía las llamas crepitar. Se incorporó con tiento, volviéndose hacia ese lado, yendo a restregarse los ojos con la mano y dándose cuenta en el proceso de que le dolía la cabeza. Se palpó la frente, una costra seca señalaba el lugar de un golpe. Se observó los dedos un instante. Un golpe. Los pensamientos se ordenaron rápidamente.

Respingó en el sitio, sin estar segura de dónde estaba, pero con la aterradora certeza de dónde había estado y lo que había ocurrido. Los habían atacado, aparecieron de la nada y ellos eran demasiado pocos como para poder hacerles frente, los pillaron por sorpresa, así que intentaron esconderse. Ella, al menos, lo intentó, sin embargo, las ruinas no resultaron ser tan estables como habían supuesto, aunque, por otro lado, tampoco habían tenido la oportunidad de examinarlas a fondo antes del suceso. De todos modos, el detalle no importaba mucho entonces. Echó un vistazo a la hoguera y sus alrededores en busca de sus compañeros, pero el lugar estaba muy vacío. Percatarse de esa evidencia la inquietó y la apenó a partes iguales, no obstante, ambos sentimientos quedaron eclipsados en cuanto descubrió al que era el único ocupante del campamento. Notó que se le formaba un nudo en el estómago.

El extraño, que había estado observando algún punto más allá de ella, le devolvió su atención e hizo un gesto tranquilizador sin levantarse de la piedra donde estaba acomodado. Se trataba de un joven de pelo moreno y expresión fundamentalmente cansada. No parecía muy amenazador, es decir, más allá de la evidencia de que no lo conocía de nada, no daba la sensación de que representara una amenaza para ella, pero sabía que eso no significaba nada.

- No pasa nada – fue la primera declaración del extraño – Te aseguro que no voy a hacerte daño. Ya he tenido buenas oportunidades para eso ...

No estaba segura de si eso pretendía ser una broma, en cualquier caso, ni tenía gracia ni podía creerlo, al fin y al cabo, era un humano. El Principio de Aislamiento se impuso por una razón, seguía en vigor por una razón. Cierto era que habían pasado siglos enteros, ni ella ni ninguno de sus conocidos había visto nunca, jamás un humano en carne y hueso, se habían mantenido separados durante generaciones, tiempo más que suficiente como para que ese peligro que una vez entrañaron los humanos hubiese dejado de existir, sin embargo, la prudencia invitaba a no hacerse ilusiones al respecto. No tenía idea de dónde estaba o cómo había llegado allí, lo que sí sabía era que las ruinas que fue a inspeccionar con los suyos se ubicaban en el bosque de Volg, esto es, muy lejos del dominio de los hombres. No podía saber con certeza si seguían en un despoblado, pero, en caso de que así fuera, ¿qué hacía allí ese humano? ¿De dónde había salido?

- En fin – el extraño, ante su falta de reacción o respuesta, se decantó por continuar – ¿Cómo te llamas, niña?

¿Niña? No pudo evitar torcer la cabeza, confusa por la inexactitud del tratamiento, pero enseguida descartó su primer impulso de corregirlo. Tenía entendido que, tradicionalmente, los suyos se habían considerado bastante semejantes a los niños humanos, de modo que la equivocación de ese extraño no era del todo reprochable, de hecho, probablemente era una buena noticia. No se había dado cuenta de lo que era y ese desconocimiento jugaba a su favor. Si iba con cuidado, podría lidiar con la situación sin exponerse, sin poner en riesgo el Aislamiento.

La Gracia del Cielo I. Los Hijos del PoderWhere stories live. Discover now